27 de diciembre, 2018
A principios de diciembre regresé de un mes de viajes a los estados del sur de México, Oaxaca y Chiapas, y también al estado noroccidental de Baja California del Norte. Los propósitos de nuestro viaje al sur y luego al norte eran diferentes, entonces en este informe solo compartiré sobre nuestro viaje al sur.
El propósito de nuestro viaje a Oaxaca y Chiapas era obtener una visión general de lo que el Señor está haciendo entre los pueblos indígenas de estos dos estados del sur de México. Nuestra esperanza era que por medio de este viaje comenzáramos a comprender dónde está el “borde” de la iglesia allí. ¿Qué está haciendo ya el Señor y cómo podemos participar?
Como organización valoramos la evangelización, el discipulado y la plantación de iglesias en el idioma del corazón [la lengua materna]. Estudiamos la cultura y la cosmovisión con la esperanza de presentar claramente el mensaje del Evangelio y continuar enseñando las Escrituras de una manera que sea comprensible; pero tampoco nos detenemos allí; esperamos ver creyentes instruidos, fortalecidos y creciendo junto con otros creyentes en una iglesia amorosa y que madura. Queremos ver las Escrituras traducidas al idioma de ellos, y desarrollar un programa de alfabetización para que puedan leerlas. Trabajamos con el fin de que haya líderes establecidos en las iglesias para que las dirijan y las guíen hacia una madurez continua por medio de las Escrituras y en dependencia del Santo Espíritu. Esto es lo que nos hace lo que somos, nuestro ADN, como organización. Esperamos que este trabajo se realice a través de la asociación con creyentes locales de iglesias locales para enviar, apoyar e ir juntos como el Cuerpo universal de Cristo.
Tuvimos un grupo fabuloso para el viaje, el cual estaba compuesto por una pareja, Hugo y Mariana, un hombre llamado Beto, y otro llamado Danny, y yo. Hugo y yo planeamos y dirigimos el viaje juntos; Hugo hizo de antemano la mayoría de la investigación; Mariana tomó notas para nosotros durante el viaje; Beto proporcionó muchos contactos del grupo étnico de donde él es, y Danny, quien ha tenido la mayor experiencia investigando nuevas zonas, estuvo allí para ayudarnos a comprender lo que buscábamos.
Fue magnífico crecer en nuestra cercanía como amigos a lo largo de estas tres semanas de viaje a medida que compartíamos nuevas experiencias, nuevas comidas extrañas y a menudo algunos alojamientos muy interesantes que imposibilitaban el espacio personal y la privacidad.
Este viaje de investigación era el primero para la mayoría de nosotros y requirió de mucha preparación y planificación anticipadas. Teníamos establecidas metas claras y una lista de preguntas específicas que queríamos que fueran respondidas durante el viaje.
En general, sentimos que nuestro viaje de tres semanas fue muy exitoso. Nos reunimos con muchos misioneros, pastores y creyentes, y también pasamos tiempo en varios grupos indígenas de ambos estados. Pudimos comenzar a formar cómo serían los siguientes pasos que daríamos en México con el pensamiento de dirigirnos hacia el sur. Pudimos considerar nuevas y emocionantes maneras en las que el Señor podría utilizarnos para asociarnos con creyentes del sur con el fin de trabajar juntos para ver una iglesia saludable entre los grupos indígenas menos alcanzados del sur de México.
Personalmente fui desafiado a tener los ojos abiertos durante nuestro viaje para ver cómo el Señor podría abrir oportunidades para que trabajemos junto con otros creyentes para ver nuestras metas cumplidas. A menudo hablamos sobre la Gran Comisión como una tarea que queremos y debemos hacer a nivel individual, y cuando se trata de los pueblos menos alcanzados, a menudo hablamos como si fuéramos a llevar lo que el Señor quiere hacer, en vez de entender que el Señor probablemente ya ha estado obrando de muchas maneras a través de su iglesia. Tenemos que tener ojos para ver cómo podemos participar en lo que el Señor ya está haciendo entre su iglesia; ¡qué privilegio!
Tuvimos un tiempo especialmente impactante con un pequeño grupo de creyentes de un grupo étnico de Chiapas. Ellos nunca habían sido visitados por creyentes de una parte tan septentrional de México y estuvieron muy animados por nuestra presencia. Estos creyentes no tienen una traducción de la Biblia a su propio idioma del corazón y no hay personas entre ellos que ayuden a enseñar y a impartir el discipulado a ellos. Ellos pidieron que uno de nosotros compartiera la Palabra de Dios con ellos cuando se reunieron el domingo y Hugo lo hizo. La iglesia quedó muy animada por lo que él compartió; fue una bendición para todos nosotros. Cuando nos despedimos, muchos derramaron lágrimas y nos agradecieron repetidas veces por haber ido. Cuando hay tan pocos creyentes en una zona es asombroso cómo una visita de otras personas que comparten su fe puede estimular en ellos el ánimo; estoy agradecido por el tiempo que pasamos con ellos.
También fue muy significativa para mí la oportunidad que tuvimos de servir a una creyente en uno de los pueblos que visitamos. Esta anciana, viuda desde hace mucho tiempo y que tiene dos hijos adultos que ya no viven con ella, escuchó el Evangelio y creyó mientras visitaba a uno de sus hijos y su familia en Chihuahua hace unos años. Debido a su fe ella está sola como creyente en su comunidad. Nosotros pasamos varios días con ella, siendo atendidos por su hospitalidad y respondiendo sus preguntas bíblicas sencillas. Mientras estábamos con ella nos enteramos de que el piso de tierra de su pequeña casa de una sola habitación estaba siendo arrastrado poco a poco cada vez que llovía. Su hijo decidió que el problema debía ser solucionado y pudimos pasar varias horas al día siguiente nivelando su piso, para ello paleamos una gran cantidad de tierra y piedras. Fue un privilegio tomar un tiempo para ser la iglesia en un viaje en el que estábamos buscando el borde de la iglesia.
Nuestro viaje fue muy exitoso y desde entonces hemos decidido como campo avanzar en las recomendaciones que formuló nuestro equipo para hacer una mayor exploración del sur. ¡Cristo está edificando su Iglesia! Muchas gracias a los que nos acompañaron en oración durante todo el viaje.
Deja un comentario