Mientras Alberto González y Marcos Cain, juntamente con algunos hermanos de la etnia guahiba, siguen adelante haciendo el último chequeo de comprensión del N.T. antes de llevarlo a la imprenta, y la revisión y actualización de las lecciones bíblicas, constantemente surgen momentos muy buenos para hablar con naturalidad acerca de cómo Dios está obrando por medio de su Palabra. Los hermanos aprovechan estos tiempos para compartir sobre la realidad que afrontan en sus vidas diarias. Birgilio, uno de los líderes de la iglesia guahiba, compartió con Marcos el siguiente testimonio sobre cómo los creyentes de la comunidad de Raya fueron puestos a prueba:
“Hace aproximadamente un mes, las vacas de muchas personas estaban muriendo; más de quince cabezas de ganado murieron. La vaca de Birgilio también murió. Muchos llegaron a la conclusión de que las vacas estaban muriendo porque un hechicero/brujo había enviado una maldición al pueblo.
Entonces el capitán convocó una reunión en la comunidad para ver quiénes iban a ayudar para traer al brujo y pagarle para que deshiciera o quitara la maldición sobre el pueblo.
El capitán le preguntó a Birgilio y él dijo: “Estoy triste porque mi vaca murió, pero Dios es quien tiene el control, y si eso es lo que él quiere, lo aceptaré”. Entonces el capitán se volvió hacia los demás para preguntar quién más ayudaría. Bueno, es triste decirlo, pero Arcesio (pastor de la iglesia) dijo que daría un galón de gasolina, otro creyente dijo que daría otro galón. Alexander dijo que también ayudaría. Finalmente Nicanor dijo que daría su escopeta para ayudar con el pago. Entonces todo estaba arreglado.
Birgilio dijo que estaba bien triste y herido en su corazón, pero no dijo nada. Siguió pensando…. (ya que dentro de tres días, Birgilio, Arcesio y otros creyentes iban a hacer un viaje de evangelización a otras comunidades).
Alex iba a ir para enseñar sobre animismo. Nicanor debía acompañarlo y ayudar también en la enseñanza. Birgilio pensó: “Ahora no podemos ir porque no tendría sentido, perderíamos toda validez en nuestro mensaje. ¿Cómo podríamos ir y decirle a los demás que confíen en Dios, cuando nosotros no lo estamos haciendo?”
Hablé con Elsa (su esposa) y ella me preguntó si yo había dicho algo. Le dije que no. Ella dijo: “Deberías hacerlo”.
A la mañana siguiente [el día en que íbamos a ir por el hechicero], mi esposa y mis cuatro hijos estábamos en casa tomando café y decidimos orar. En ese momento Arcesio, Nicanor y Alex llegaron. Mientras ellos tomaban su café, mi familia oró nuevamente. No les pedí a ellos que oraran, ya que habían manifestado su falta de fe en Dios. Después de orar, dije: “Todos hemos pecado; pequé yo porque no dije nada, y pecaron todos porque dejaron de confiar en Dios y aceptaron creerle a Satanás y sus mentiras. ¿Cómo puede Dios usarnos si somos tan infieles?”
Birgilio continúo contando el testimonio, y con una gran sonrisa en su rostro me dijo: “El Espíritu Santo obró poderosamente y todos se arrepintieron”.
Entonces Arcesio llamó a una nueva reunión y les explicó que había hecho mal y que ya no iba a dar la gasolina. Nicanor también expresó que había desconfiado de Dios y que no iba a entregar al brujo la escopeta que Dios le había dado para cazar y proveer alimento para su familia. Uno a uno, salieron de la casa y expresaron que iban a confiar en Dios.
Al final, el pequeño grupo de creyentes confusos por esta prueba, confió en Dios. Luego de esto, la mayoría de los hermanos de la iglesia también decidió confiar en Dios. Había algunos pocos miembros de la comunidad que todavía insistían en llamar al brujo. Por favor oren por estos creyentes mientras afrontan las pruebas y realidades de la vida”.
Dios sigue obrando en muchas y diferentes maneras para llevar a su iglesia a la madurez espiritual.
Gracias por orar.
Bendiciones,
Nancy González (por el equipo entre los guahibos)
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