Ataque de abejas
27 de febrero, 2015
La semana pasada Brian fue atacado por un enjambre de abejas. Estaba entregando suministros en una aldea remota que está a una hora y media de distancia. Ya había aterrizado y estaba con el misionero y un pequeño grupo de indígenas en el helipuerto. Acababan de bajar la carga del helicóptero y lo estaban abasteciendo de combustible con bidones de cinco galones cuando notó que la gente tribal se había asustado por algo.
Entonces el misionero le dijo que se agachara y se quedara quieto. Como Brian no podía entender el idioma de la gente tribal, no tenía idea de lo que estaba pasando hasta que el enjambre los tenía rodeados. En un instante tenía abejas aterrizando sobre él y picándolo más rápido de lo que él podía matarlas.
Salieron corriendo hacia la casa del misionero, la cual estaba bajando y ascendiendo por una ribera muy empinada, aproximadamente a cuatrocientos metros de distancia. Las abejas los persiguieron durante todo el trayecto, picándolos mientras corrían, y Brian tenía entre veinte y treinta picaduras de abeja cuando se refugiaron en la casa.
Fue algo tan loco que después les pareció un poco divertido, pero todos estábamos agradecidos de que nadie hubiera tenido una reacción adversa a las picaduras. Te hace ver lo malo que podría ser si el único piloto para hacer un vuelo de emergencia se lesionara en un lugar remoto y no pudiera volar en busca de ayuda. También estuvimos agradecidos de que no hubiera abejas escondidas en el helicóptero para el vuelo de hora y media a casa.
Reparaciones tribales
20 de mayo, 2018
Una de las cosas buenas que los pilotos/mecánicos hacemos por los misioneros tribales es volar y reparar sus cosas.
En esta semana, mientras llevábamos suministros a un par de sitios de trabajo misionero, pude apagar y ayudar a solucionar algunos problemas. Uno de ellos fue una bomba de agua que realmente pude reparar usando solamente mi herramienta multiusos (¿cómo puede sobrevivir la gente sin una de ellas en su bolsillo?)
El otro fue un poco más complicado y menos exitoso. Llevé al sitio dos diferentes herramientas especializadas creadas por nuestro propio departamento de Tecnologías Independientes de Redes de Ethnos360. Analizamos los paneles solares envejecidos y las baterías del sistema de electricidad del misionero. Todo debía ser reemplazado porque los equipos de energía solar no duran para siempre, y menos en esta aldea costera cálida, húmeda e impregnada de sal. Entonces este misionero necesita piezas para su inversor, además de tener que comprar un nuevo juego de paneles solares y baterías. Ayayay, pero podremos llevar todo eso en el helicóptero y lo ayudaremos a configurarlo.
Nunca se sabe qué te puede deparar un día
7 de julio, 2018
Como piloto/mecánico misionero hay muchas cosas que pueden cambiar los planes que tienes para un día, incluyendo que a alguien de tu familia le dé apendicitis, apagones durante todo el día, o que un buen amigo necesite consejo, etc. En esta mañana particular, estaba disfrutando mi primera taza de café y el estudio de la Biblia cuando mi teléfono celular me informó que tenía un mensaje. Todavía faltaba una hora para el amanecer cuando recibí el informe de que un hombre tribal tenía una herida de bala en la pierna y necesitaba ser llevado en el helicóptero al hospital lo antes posible. Por lo tanto, me salté la afeitada y el desayuno y fui directamente al hangar y moví rápidamente el helicóptero y los suministros y despegué. Cuando llegamos al sitio el sangrado estaba bajo control y el paciente, aunque con mucho dolor, estaba estable.
Me gusta mucho hacer vuelos por emergencias médicas. Los misioneros solo nos llaman cuando la situación sobrepasa su capacidad de ayuda. Sabemos que es la forma más rápida de salir de la selva y tiene el potencial de salvar vidas. Consideramos un privilegio poder ayudar en estas situaciones, pero sinceramente, lucho con los cambios que trae a un día que ya está ocupado. Para cuando regresamos a la base, llevamos al paciente al hospital, hicimos los procedimientos de pos-vuelo del helicóptero, e hicimos el papeleo, la mitad de mi día había desaparecido.
Eso no es raro en absoluto. Que no pueda cumplir mi plan del día tiende a frustrarme, a menos que recuerde que Dios es el que organiza cada día y me permite participar en Sus planes. “El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos” Proverbios 16:9.
Esto me ayuda a adoptar el dicho que es cierto en nuestro ministerio: “Nunca se sabe qué te puede deparar un día”.
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