19 de marzo, 2018
¡Una vez más los saludo en plena temporada de lluvias aquí en Kalimantán occidental! Desde la última vez que les escribí hace un par de semanas, se ha avanzado mucho en el área de los proyectos de alfabetización que necesitaban atención. Proyectos como:
- Descubrir cuáles son algunas de las necesidades en el campo de la alfabetización aquí en Kalimantán occidental…
- Relacionarse con las iglesias para descubrir qué se puede hacer para motivarlas a leer la Palabra de Dios…
- Seguir trabajando en libros/libros de lectura en idioma semandang para su creciente programa de alfabetización…
- Capacitar a los creyentes para que continúen el trabajo de promover los programas de alfabetización en las zonas tribales de Kalimantán occidental…
Sigo pensando que en esta semana podré reanudar algunos proyectos de traducción importantes en la lengua semandang (versículos y planes de estudio del Antiguo Testamento), pero incluso ahora estoy abrumada con todas las responsabilidades de la alfabetización que deben ser abordadas antes de que pueda hacer eso. Me parece que es un tipo de problema muy bueno; solo debo recordar que todo debe hacerse en el tiempo y a la manera de Dios.
Las propias personas de la etnia dayak (gente del interior de Kalimantán) admiten: “A nosotros no nos basta con saber leer, necesitamos que otros nos motiven. No hemos sobrepasado la etapa de bebés a los que hay que leerles todos los días. El hábito de la lectura no es natural para nosotros; leer con regularidad es difícil”. Piensen, hay casi noventa grupos lingüísticos diferentes que habitan en esta isla. La razón de esta falta de ánimo para leer se debe en parte a que nunca ha habido una abundancia de materiales de lectura disponibles para ellos. Pero estamos viendo que más y más jóvenes nos piden libros para leer. Uno de nuestros proyectos es crear libros de lectura/historias interesantes en sus idiomas que aumenten la cantidad de materiales impresos disponibles para ellos. La meta es lograr que la gente lea la preciosa carta de Dios para ellos. Pero si lo único que tienen para leer es eso, muchos se desanimarán y renunciarán a la lectura simplemente porque es mucho más difícil leer la Palabra de Dios que leer una simple historia de algo que sucedió en su aldea.
En las últimas dos semanas, nuestros esfuerzos se han concentrado mayormente en un idioma específico aquí en Kalimantán occidental, el grupo lingüístico embaloh/palin. Sí, ellos tienen el Nuevo Testamento y porciones del Antiguo Testamento en su idioma. Pero muy pocas personas de este grupo realmente los leen. A algunos jóvenes les preocupa que para cuando se casen y tengan hijos estas traducciones puedan haber desaparecido. Su libro de canciones y otros libros en idioma embaloh ya no están en papel. Una chica dijo que ni siquiera sabía que esos libros existían. Entonces, ¿qué podemos hacer?
Comenzamos abriendo un diálogo con la iglesia sobre lo que ellos desean. También empezamos a escribir y grabar algunas historias culturales, dirigidas a niños y a adultos, que son fáciles de leer. Historias como “Mi viaje de cacería con mi padre” y “Mis amigos y yo vamos a buscar fruta durian”. Después de eso pasamos a historias como “Ima aprende a montar en bicicleta” y “Tortuga le enseña al mono una lección”. A través de estas historias ellos pueden ser capacitados para desarrollar historias que sean un poco más complejas, como “David y Goliat” y “¿Qué es Pascua?” y “Cómo tratar la malaria”.
No son historias inventadas; son los libros en los que hemos estado trabajando en las últimas semanas, además de algunos otros. Estoy tratando de facilitar estos proyectos; trato de motivar a los creyentes para que asuman un papel activo en la producción de materiales de alfabetización. Me emociona ver su entusiasmo y su alegría para crear algo en su propio idioma, un idioma que ni siquiera puedo hablar o entender.
Es una gran empresa y no estamos preparados para hacerla. Necesitamos mucho la ayuda, la sabiduría y la guía de Dios para todos estos proyectos. Cómo hacer el mejor uso del tiempo que Dios concede y cómo involucrar a aquellos que nos rodean y que tienen un amor por la Palabra de Dios.
Muchas gracias por orar con nosotros y por sostenernos en oración,
Darcy
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