12 de febrero, 2018
Cuando decides seguir a Jesús a un país extranjero (o a cualquier otro lugar) parece haber una tensión constante. A veces es una cuestión de “¿Vale la pena?” o incluso “¿Vale la pena por ÉL?” En otras ocasiones es la tristeza intensa de nunca sentir que estamos en “casa”. Es una sensación constante de que no estamos calificados en absoluto, y de sentirnos totalmente abrumados por la tarea a la que hemos sido llamados. ¿Puedo ser sincera?
Es difícil.
El primer año en Tanzania estuvo lleno de desafíos para nuestra familia pues pasamos por muchas transiciones. Sin embargo, para mí (Jamie) personalmente, el segundo año está resultando más difícil. Tal vez es porque sobreviví al primer año, y ahora sé todo lo que puede ocurrir en un año. Pensar en veinte más como ese parece un poco abrumador.
La lucha no tiene tanto que ver con lo que está sucediendo a mi alrededor, sino más bien con lo que está ocurriendo dentro de mí.
En mi corazón.
El Padre me está llamando más profundo. Más profundo es difícil; más profundo significa dolor a veces.
El otro día estaba hablando con alguien y me hizo recordar que las mejores cosas de la vida también suelen ser las más difíciles. Es extraño que estas cosas vengan por separado. Matrimonio, crianza de los hijos, amistades; todas estas cosas son increíbles, pero muy difíciles.
Sería una tontería pensar que no sería así al seguir a Jesús.
Mi oración es que en estas duras luchas del corazón responda mis propias preguntas y recuerde la verdad. Eso SÍ vale la pena; SÍ, Él vale la pena. Y cuando siento que no estoy en casa, oro para que me sea recordado que es cierto, que no estoy en casa. No en Estados Unidos, no en Tanzania; en ningún lugar de este planeta podría sentirme completamente como en casa. Anhelo algo más porque fui creada para la eternidad con Jesús. Y en los días en que estoy abrumada con aquello a lo que Él me ha llamado, ojalá que caiga de rodillas y reconozca mi “insuficiencia”. Necesito a Jesús urgentemente; estoy abrumada porque Él ha llamado a mi familia a un trabajo digno de la grandeza de Dios. PERO Él sostendrá, proveerá y facultará.
No estoy segura de en qué manera te afecte esto hoy. No importa donde estés, te animo a que lo sigas a Él; Él es digno de ello. Deja que Él te lleve más profundo, pero ¡prepárate para aferrarte a Él y a Su verdad!
Gracias por acompañarnos en este recorrido,
Jamie (por los Sharpe)
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