26 de enero, 2018
“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño” 1 Corintios 13:11.
Esperamos que disfruten el collage de arriba tanto como nosotros. Todas las fotos fueron tomadas hace varios años, y algunos de estos niños landumas ya son hombres y mujeres jóvenes. Cada uno está creciendo y abandonando, poco a poco, su comportamiento infantil. Cuando estamos en la aldea, Kirk tiene la oportunidad de enseñarles a varios de ellos la Palabra de Dios. Y algunos siguen escuchando la Palabra mientras estamos fuera, porque Masalu y Abulay continúan enseñando a sus familias y a otros.
Pero, como el resto de nosotros, lamentablemente, muchos de ellos se aferran en cierta medida a su inmadurez hasta la adultez, a menudo porque no conocen ni creen la verdad de Dios, la cual produce un verdadero crecimiento mental y espiritual, verdadera madurez.
Nuestra meta entre los landumas no es solamente predicar las buenas nuevas de salvación en Jesús, sino también impartir el discipulado a los creyentes para que se conviertan en iglesias saludables.
“Nosotros damos a conocer a Cristo a todos, aconsejándoles y enseñándoles con toda la sabiduría que Dios nos da, pues queremos presentarlos a todos ante Dios espiritualmente maduros en Cristo” Colosenses 1:28
“Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” Hebreos 5:14.
Para madurar en Cristo, los creyentes deben nutrirse espiritualmente con la Palabra de Dios. Por eso trabajamos para traducir la Biblia al idioma landuma, y para enseñarla a quien esté dispuesto a escuchar.
“Epafras, quien es siervo de Jesucristo… siempre ora y pide que se mantengan fuertes, que lleguen a ser maduros y que entiendan completamente lo que Dios quiere que hagan” Colosenses 4:12.
Pero los landumas necesitan más que la Palabra; necesitan oración. Sus oraciones por nosotros y por los landumas son cruciales para que la meta de ver una iglesia saludable entre ellos se convierta en realidad. Gracias por el papel que cada uno de ustedes desempeña, para que juntos podamos alcanzar a estas valiosas personas a las que Dios ama, tanto viejas como jóvenes.
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