21 de enero, 2018
¿Alguna vez te han dicho “piensa antes de hablar?” ¡La sola mención de esta frase fácilmente puede traer a la memoria razones vergonzosas por las cuales escuchamos antes esta expresión! Este dicho repetido con frecuencia, es tan fundamental que consideramos que tiene sentido común, hace eco de temas recurrentes en la enseñanza bíblica –tal como el consejo de Salomón en Eclesiastés 5:2: “No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios”. A pesar de que no nos gusta que alguien nos aplique estas palabras, en general, tendemos a aceptar que es prudente considerar con anticipación lo que decimos. Sin embargo, ¿no podría haber alguna ocasión en la que realmente sería mejor no pensar antes de hablar?
Recientemente, yo (Jordan) tuve el privilegio de estudiar el análisis del discurso –una herramienta que ayuda a identificar las partes difíciles de un segundo idioma, a fin de que puedan estudiarse y aprenderse. ¿Qué hace que estas áreas sean tan difíciles? Resulta que al hablar, ¡realmente hacemos muchas elecciones sutiles de palabras situacionales sin pensar! Es más, al tratar de averiguar qué hace que las piezas de un idioma encajen, para un hablante nativo es increíblemente difícil explicar con precisión cosas que nunca ha tenido que pensar.
Para ilustrar este problema: piensa en cómo tratarías de explicar el significado de la palabra ‘bueno’ en cada uno de los siguientes contextos. Pista: no es solo una ‘palabra de relleno’ –adquiere un significado diferente en cada escenario. ¡Diviértete!
- “Huy, ¡fue un gran juego!” “Absolutamente; qué bueno que vinimos. Bueno, ¿a dónde debemos ir a buscar algo de comida?”
- “Entonces, ¿cómo funciona la gravedad?” “Bueno, sé que nos impide flotar en el aire…”
- “¡Episodio 8 fue la mejor película de la serie Guerra de las Galaxias!” “Bueno, eso puede ser una exageración…”
- “¿Cuál es tu sexto color favorito?” “…Bueno… no puedo decir que alguna vez haya pensado en eso”.
Durante un curso de dos semanas con el consultor visitante Bill Davis, un par de amigos y yo estudiamos diez tipos diferentes de esas elecciones subconscientes que hacemos al hablar: incluyendo la forma en que enfatizamos ciertas palabras, qué hace que el tema principal se destaque de la información de fondo, y cómo entender en todo momento de cuál persona se está hablando. Las estrategias empleadas varían ampliamente entre idiomas, pero como hacemos estas cosas sin realmente pensar en ellas, ¡tendemos a usar los patrones de nuestra lengua materna cuando hablamos en un segundo idioma!
Lamentablemente esto puede oscurecer por completo el mensaje por el que tanto debemos trabajar para presentar. Imaginen cómo sería escuchar la lectura del libro de Lamentaciones con una voz repetitiva y monótona… ¿cómo podrían transmitirse el dolor y la agonía? Si cada Salmo comenzará con las palabras “Érase una vez”, ¿qué confusión produciría? Qué divertido sería oír hablar de Goliat como el héroe cuando se enfrentó a David; o si pareciera que Romanos fue escrito a Pablo, y no por él. Aunque el oyente identificara estos errores como tales, la Palabra de Dios –presentada involuntariamente de una manera infantil, confusa o completamente ridícula– requeriría de una continua reinterpretación por parte del oyente, y fácilmente podría ser catalogada como no digna del esfuerzo.
El estudio de los niveles más altos del idioma, revelados por el Análisis del Discurso, ha impactado grandemente mi progreso en el idioma. En cierto sentido, he adquirido una conciencia de un nuevo universo de cosas que debo aprender para poder comunicar la Palabra de Dios con claridad. Pero, por otro lado, ¡los avances logrados por abordar estos asuntos han sido rápidos y evidentes! Quizá para la persona promedio que usa su primer idioma, estas son, de hecho, áreas en las que uno no necesita pensar antes de hablar. Para nuestra familia, sin embargo, ¡el viejo adagio una vez más parece apropiado al aplicarlo hoy en una manera completamente nueva!
¡Alaben a Dios con nosotros!
- A pesar de la oposición que se levanta contra las personas de la etnia nahuatl que asisten a la enseñanza bíblica cronológica, sigue llegando un núcleo fiel y escucha la Palabra de Dios presentada por primera vez en su propio idioma. Además, ¡los que asisten están dando evidencias de que verdaderamente entienden la verdad! Lean más acerca de esto en el informe de mi compañera de trabajo Katie, El Cordero de Dios.
- Nuestra familia finalmente ha recuperado su buena salud general, ¡después de un período difícil entre Navidad y Año Nuevo! Además, Amy en particular tuvo un par de meses difíciles en cuanto a la salud antes de eso. ¡Estamos agradecidos de que esa temporada haya quedado atrás!
- ¡El progreso que he hecho últimamente en mis estudios de español nunca había sido tan bueno! Las cosas han marchado bien desde hace algún tiempo, pero Dios ha permitido que estas últimas semanas sean sumamente alentadoras –¡tanto en términos de la calidad de las sesiones de idioma como en el progreso en mi capacidad de hablar!
Maneras en que pueden orar:
- Por nuestros compañeros de trabajo que están enseñando entre los nahuatles; necesitan fortaleza, ánimo, descanso, sabiduría, y más –¡todo lo cual lo hallamos en Cristo! También, por los nahuatles que están oyendo la proclamación del Evangelio: que tengan un deseo continuo de asistir y un claro entendimiento de la Palabra de Dios.
- Por la Semana de Misiones en la iglesia Familia Cristiana Antioquía, comenzando el domingo 28 de enero. Estoy preparando un informe de quince minutos sobre nuestra familia y la obra con los nahuatles (en español, ¡por supuesto!) para esa mañana; por favor, ¡oren para que Dios me conceda sabiduría para preparar y claridad para hablar!
- ¡Por mis preparativos finales para mi próxima evaluación de español! Siguen en mi lista de tareas pendientes, un par de evaluaciones preliminares dentro de la misión, y –si el Señor lo permite– ¡una evaluación oficial del idioma poco después de eso!
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