16 de enero, 2018
Después del primer viaje, Payton y yo sentimos que nuestra perspectiva era desequilibrada. En ese momento solo teníamos dos posibles opciones futuras de ministerio sobre la mesa (ahora tenemos algunas más en la mezcla). Habíamos visto una, pero sabíamos poco de la otra; parecía raro tratar de decidir sin echar al menos un vistazo al otro lugar. Sentíamos que el primer viaje había sido revelador, por lo tanto, si viéramos más probablemente nos ayudaría en el proceso de tomar una decisión.
En este momento todavía estamos inmersos en la toma de decisiones, con puertas que parecen abrirse y cerrarse semanalmente; lo que parece como una buena idea en una semana, se convierte en un callejón sin salida en la siguiente. Siento que mis sentimientos son sacudidos de un lugar a otro, pues yo no puedo pasar un tiempo imaginándome a mí misma en algún lugar sin sentirme indebidamente apegada a él, y luego es difícil tener que renunciar a esa idea. Supongo que esa es la definición de mantener nuestros planes abiertos; sentimos que Dios está refinando nuestra visión. Hemos tenido grandes temores así como grandes expectativas a lo largo de este proceso, algunos de los cuales han sido abandonados y otros se han solidificado. Realmente Dios ha comenzado a mostrarnos lo que importa y lo que puede llevarnos al éxito o al fracaso con respecto a nuestro futuro ministerio.
Viajamos al este de Sulawesi, a las islas Molucas. Visitamos a otras personas de nuestra organización que viven actualmente en la gran ciudad. Fuimos grandemente alentados por su disposición a sacrificarse y a ser parte de su entorno. Fue muy confortante encontrar personas con la misma mente y la misma visión. Estos amigos tenían un contacto en la región que estuvo dispuesto a ayudarnos y servirnos de guía. Después de la segunda noche, un pequeño grupo de nosotros partió al día siguiente en ferri hacia una isla mucho más grande pero menos poblada.
Solo recorrimos la zona en general; me sorprendió sobre todo, lo silvestre que todavía se sentía, así como lo limpio que se veía el pequeño pueblo. Supongo que en pasado la gente tuvo grandes planes para desarrollar la zona, pero luego todos esos planes fracasaron, no obstante, ¡las carreteras bien pavimentadas subsisten! Una gran parte de la isla pertenece a un parque nacional, y por lo tanto, es zona de reserva. Fuimos a una playa donde parecía que todo el pueblo hubiera salido a disfrutar de su último fin de semana antes del inicio de la escuela.
Llovió, entonces nos refugiamos en un sitio donde estaban sirviendo “rujak”, un plato de fruta picada con una salsa de maní picante y dulce; suena raro, pero es fantástico. Disfruté de haber tenido que escampar; cuando salíamos, nos despedimos de la señora que preparaba la ensalada de frutas y ella miró amablemente al pequeño Finn, agitando su mano y diciendo gracias, y sacó una pequeña bola de azúcar roja y se la metió en la boca con una dulce sonrisa. Normalmente la gente solo pide fotos, pero fue chévere ver a alguien tratar a Finn como a cualquier otro niño. Y, por supuesto, él también se puso feliz.
Un día nos dirigimos a las montañas. Fue extraño ver selva espesa, salvaje, casi virgen elevándose a ambos lados de una carretera pavimentada.
Los huertos que vimos tenían encantamientos para evitar que la gente se coma los frutos que crecen cerca de la carretera. Bebimos agua dulce que salía de las rocas y vimos orquídeas silvestres creciendo muy cerca del camino; fue impresionante.
Más tarde, nos dirigimos a lo largo de la costa para ver cómo eran los pueblos/aldeas. No parecían muy rústicos, pero solo estaban a una hora de la ciudad principal y cerca de la costa; aparentemente, todo se vuelve solo cuando llegas al interior. Tomamos un descanso en una playa que estaba desierta, excepto por la gente que vivía allí. No había sitios cercanos para comer, entonces nuestro guía les pidió a los niños que fueran a buscar algunos cocos biches.
Bebimos el agua de coco y comimos la pulpa como almuerzo; sorprendentemente nos llenó. Yo estaba un poco cansada de los muchos paquetes de arroz amarillo que había comido durante lo que me parecieron días interminables, así que el coco fue un cambio agradable.
Regresamos a la isla principal y disfrutamos de una última comida con nuestros amigos. Salimos al día siguiente con nuestras mentes llenas de nuevas ideas y posibilidades.
Nos encantaría decirles en qué fecha vamos a tener una decisión, pero nos hemos dado cuenta de que Dios realmente no tiene que trabajar dentro de los plazos que fijamos nosotros. Y a menudo esos plazos nos frustran más que cualquier otra cosa, así que ¡en este momento solo estamos dejando que la corriente nos lleve!
Están sucediendo algunas cosas emocionantes. Todavía hay muchas cosas en progreso; primero, uno de los pastores y uno de los hombres de nuestra iglesia de Colorado van a venir y estamos emocionados porque vamos a poder discutir estas cosas con ellos. En segundo lugar, Payton ha organizado un corto viaje al norte para reunirse con varias personas claves que están involucradas en una obra existente, así como un hombre que se involucraría en la apertura de la nueva obra en la otra isla que acabamos de visitar. En tercer lugar, Payton ha podido hablar por teléfono con algunas personas que realmente nos han ayudado a hacer buenas preguntas a lo largo del camino.
Estamos ansiosos por ver lo que hay delante. ¡Sigan orando por nosotros!
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