20 de diciembre, 2017
Los miembros de nuestro equipo dedican mucho tiempo a trabajar con hablantes nativos del idioma nahuatl, con el fin de estar seguros de que lo que digamos suene natural. Ya sea que se trate de materiales de alfabetización, la traducción, o la enseñanza bíblica, nos esforzamos por comunicarnos claramente, lo cual para nosotros los extranjeros requiere de un ajuste constante.
Hace unas semanas estaba hablando con mi amiga Bernie sobre una lección acerca de Juan el Bautista. Ella estaba entendiendo bien todos los detalles de la historia, pero le hice una pregunta sobre algo que aún no le había explicado, solo para ver qué iba a decir. “Cuando Juan vio a Jesús” le dije, “él dijo: ‘He aquí el Cordero de Dios’. ¿Por qué crees que Juan dijo eso?”
Bernie dijo: “Bueno, hace mucho tiempo la gente llevaba ovejitas a la casa de Dios. Y el que estaba a cargo allí, ponía sus manos sobre el animal y todos los pecados del pueblo eran puestos sobre ella. Y por lo tanto, no era necesario que la gente muriera porque la ovejita moría en su lugar. Luego agregó: “eso es lo que Jesús hará por la gente”.
Su explicación y los comentarios de ella y de otras personas de la aldea me conmovieron porque me muestran que están entendiendo. Me siento privilegiada de ser parte de este ministerio y me siento abrumada por la gracia de que enviara al Cordero de Dios a morir, a fin de que quitara nuestros pecados.
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