La tarjeta de oración de mis abuelos. Desafortunadamente en el único ejemplar que tengo, falta uno de mis tíos.
5 de noviembre, 2017
Mis abuelos fueron misioneros en Brasil durante más de cuarenta años. Se capacitaron con New Tribes Mission (ahora Ethnos360) en la década de 1940, y por lo que entiendo, sirvieron por un corto periodo de tiempo con la organización, antes de pasar a otra entidad misionera para servir en una zona de Brasil en la que NTM ya no trabajaba. Recuerdo haber escuchado que desde el principio viajaban hacia y desde Brasil en barco; también recuerdo haber escuchado que vivían con muy poco y veían que el Señor proveía fielmente para todo su ministerio.
Apoyar a los misioneros es una fabulosa manera de participar en la Gran Comisión. Hoy en día hay vidas que están siendo impactadas en todo el mundo gracias a que hay misioneros que están siendo enviados y apoyados por un equipo de socios fieles con la visión compartida de alcanzar para Cristo a los no alcanzados.
Sin embargo, los misioneros de hoy están pidiendo mucho más dinero que el que pidieron nuestros abuelos; esto plantea la pregunta:
¿Cuánto dinero necesitan REALMENTE los misioneros hoy?
En este informe espero explicar cómo se apoya a los misioneros, qué constituye las necesidades financieras mensuales de un misionero, los grandes costos iniciales que los misioneros tienen a menudo, lo que se impide cuando un misionero no cuenta con el apoyo suficiente, y algunas otras cosas que se deben considerar sobre las finanzas misioneras.
Quise escribir este artículo para ayudar a arrojar un poco de luz sobre un área de la vida misionera que tiene el potencial de ser malentendida. Como familia hemos experimentado malentendidos, y sabemos que otros también. Seamos honestos: ¡abordar asuntos de dinero es un tema delicado! Esperamos que este informe sea de ayuda para ustedes y para los misioneros que ustedes apoyan, y queremos que sea ¡un recurso útil para nuestro propio equipo de apoyadores fieles que trabajan y hacen sacrificios para que podamos estar aquí en México!
Por consideración a todos los misioneros que trabajan en todo el mundo, no voy a presentar cifras en dólares. Para obtener más información sobre el presupuesto personal de sus misioneros, tendrán que comunicarse con ellos específicamente.
Primero, antes de entrar a analizar, deseo empezar por destacar los diversos tipos de misioneros y ministerios, y luego la forma en que estos misioneros generalmente son apoyados.
Cómo son apoyados los misioneros
Hay muchas clases diferentes de misioneros. Algunos sirven en Estados Unidos, mientras otros sirven en países extranjeros. Algunas personas trabajan donde no es necesario aprender un idioma completamente nuevo (por ejemplo, un estadounidense que trabaje en Canadá, o un mexicano que trabaje en Colombia), mientras que otros trabajan donde tienen que aprender el idioma (y a menudo dos idiomas) de la gente que esperan alcanzar (un estadounidense que trabaje en Tailandia o un mexicano en Papúa Nueva Guinea). Algunos sirven en un rol evangelizador o en la enseñanza, mientras otros sirven más en un rol de ayuda, como en una oficina de finanzas, en un equipo de mantenimiento, o representando a la Misión ante el gobierno. Algunos trabajan con una organización (como Ethnos360), mientras otros trabajan independientemente. Algunos misioneros reciben un salario si trabajan para una denominación específica, mientras que la mayoría de los demás depende del apoyo financiero mensual de individuos, familias, pequeños grupos e iglesias.
Si bien algunos tipos de ministerios parecen más glamorosos, todos los misioneros tienen el mismo propósito de hacer discípulos en todo el mundo, independientemente de qué papel desempeñen. ¡Esto es fácil de entender debido a la forma en que Dios ha dispuesto el Cuerpo de Cristo!
“Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo” -1 Corintios 12:14–20.
El contador del departamento de impuestos de una organización en Estados Unidos es tan crucial como el evangelista en una tribu remota; la obra misionera es un esfuerzo de equipo. Todos los misioneros, al igual que las demás personas, necesitan recursos económicos para vivir, trabajar, ahorrar y un día jubilarse.
Al igual que nosotros, todos los miembros de Ethnos360 (y también en muchas otras organizaciones) deben recaudar el 100% de los recursos necesarios para mudarse, vivir y mantener sus vidas donde quiera que Dios los haya llamado a servir. El apoyo económico se compone de individuos, parejas, familias, grupos pequeños, iglesias, e incluso a veces negocios.
La gente suele dar:
- bimestralmente
- mensualmente
- trimestralmente
- semestralmente
- anualmente
- regalos especiales de una sola vez
Una gran parte de los donativos se hacen a través de internet por medio de cheques, tarjetas de débito o de crédito, o mediante la transferencia electrónica de fondos. Algunas personas envían un cheque cada mes, y otras hacen donaciones por teléfono.
Los misioneros son apoyados por amigos, familias e iglesias que quieren unirse a lo que Dios está haciendo en todo el mundo. Al final, ¡están dando es al Señor!
“Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos” -Proverbios 3:9.
Niveles de apoyo mensual y cómo se determinan
Pero, ¿cómo se determinan los niveles de apoyo recomendados para los misioneros? ¿Con qué criterio se usa el dinero cada mes, en general?
En nuestro caso, la organización con la que trabajamos, Ethnos360, determina nuestro apoyo mensual recomendado con base en el campo en el que estamos sirviendo y en el tamaño de la familia. La organización establece niveles de apoyo contextualizados, con base en información suministrada por cada país, para asegurar que los misioneros y sus apoyadores sepan cuánto va a costar. Cada país varía, y cada individuo o familia tiene que recaudar cerca de esa cantidad, antes de que puedan lanzarse a sus ministerios; no obstante, muchos misioneros viven sub-apoyados.
Una vez más, el individuo misionero o la familia misionera que trabaja con una organización no determina arbitrariamente cuál es su nivel de apoyo recomendado, la organización misionera lo hace. Es importante recordar esto cuando un misionero que sirve con una organización se acerca a ustedes para obtener apoyo. Si les parece muy alto, es importante no culpar al misionero (sí, eso sucede). El misionero o la misionera deben ser capaces de explicar y desglosar el nivel, pero no tienen la responsabilidad de establecer la cantidad que están pidiendo. A menudo incluso se puede acceder a más información de la propia organización sobre por qué el nivel está donde está.
Hace setenta años, cuando mis abuelos comenzaron como misioneros, el nivel de apoyo económico que necesitaban era, por supuesto, mucho, mucho más bajo de lo que es hoy. ¿Por qué? Por obvias razones, los factores económicos han cambiado, pero también las organizaciones misioneras de hoy normalmente requieren más que antes por medio de seguros y pensiones de jubilación.
¿En qué se gasta todo?
Ahora voy a compartir con ustedes específicamente en qué se gasta nuestro nivel de apoyo mensual cada mes. De nuevo, no puedo compartir cantidades en dólares por razones de seguridad, pero a continuación detallamos en que invertimos normalmente nuestro apoyo cada mes.
Seguros/Impuestos: Cada mes pagamos un seguro de salud y un seguro de vida. Cuando servimos en Papúa Nueva Guinea, también pagábamos un Seguro de Evacuación de Emergencia. Nuestra familia está muy agradecida por la exigencia de un seguro de salud porque en nuestro caso ya nos ha salvado de la bancarrota en tres ocasiones. El nacimiento de Iris fue muy peligroso porque Beth tuvo una ruptura del útero y todo se convirtió en una costosa emergencia. Si no hubiéramos estado asegurados, nos habríamos visto obligados a adquirir una deuda cuantiosa y hubiéramos tenido que abandonar el campo misionero por causa de ella. Desde entonces Iris también ha tenido dos cirugías de los ojos, que también nos habrían endeudado, si no fuera por el seguro.
Una idea equivocada común es que los misioneros que viven fuera de Estados Unidos no pagan impuestos al fisco estadounidense. Esto es falso. Cada año tenemos una obligación tributaria que debemos pagar.
Comida/Arrendamiento/Servicios públicos/Gas: Esto no necesita de explicación. Todos los meses pagamos arriendo y servicios públicos, como agua, electricidad, gas propano, leña para el invierno, etc. Pagamos los víveres y el combustible de nuestra furgoneta.
Cuotas: Un pequeño porcentaje de nuestro apoyo mensual se destina para una cuota para la sede central de la misión (Estados Unidos), una cuota para el campo (en nuestro caso, México), la cuota para la escuela de nuestros hijos, e incluso ahora para la cuota de nuestro Programa de estudio del idioma.
Gastos del ministerio: También pagamos nuestros propios gastos del ministerio. Para Beth y para mí en este momento, esto incluye el pago de ayudantes del idioma. Un amigo que trabaja en la traducción de la Biblia en una zona remota de México, comentó: “En Estados Unidos, una recepcionista no tiene que proveer su propio teléfono y su propio computador para el trabajo. Un gerente no tiene que pagar el salario de las personas que trabajan para él. Pero en mi caso, yo suministro mi propio computador para trabajar, cualquier recurso que necesite (software o libros) es mi responsabilidad, la capacitación adicional, ya sea de cursos o talleres, son mi responsabilidad económica en cuanto al transporte y el costo de la capacitación. Y tengo que responder por los salarios de los indígenas que trabajan conmigo en la traducción”.
Jubilación/Cuenta de Ahorros de Salud (CAS)/Ahorros: En nuestra organización, y me imagino que en muchas otras, los misioneros están obligados a guardar algo de dinero en el programa de jubilación provisto por la organización. El mínimo requerido es mucho más bajo de lo que un asesor financiero recomendaría, pero cada misionero decide qué porcentaje destinará para su jubilación. Nosotros designamos cada mes un monto para nuestra CAS, y si podemos, depositamos dinero en ahorros.
Donativos: Este ítem también puede sorprenderles, pero los misioneros también miramos lo que recibimos cada mes y destinamos una porción para darla al Señor. En nuestro caso, damos prioridad a nuestra iglesia local, a los pobres, y a ministerios de evangelización/discipulado que sean semejantes.
Varios: En un mes determinado, esto puede o no puede presentarse, pero normalmente hay suficientes sorpresas cada mes para desembolsar efectivo para algo y viene de aquí, cualquier cosa, desde un sorpresivo mantenimiento de la casa y las reparaciones del vehículo hasta una necesidad inesperada e inmediata. Por ejemplo, mientras escribo esto, la bomba de agua de nuestra casa tiene problemas, Y acabamos de tener algunos costos inesperados por la reparación del vehículo. Además, este costo puede incluir compras del equipo o gastos relacionados con el ministerio. También puede incluir una cita nocturna con la esposa.
Quiero señalar una cosa más con respecto al anterior ítem. Para nuestra familia, el 71% de nuestro apoyo mensual se destina para cosas que normalmente se retiran automáticamente del lado de Estados Unidos, por lo tanto, al final solamente recibimos el 29% en forma directa de lo que nos es dado cada mes para cosas como arrendamiento, gas, servicios públicos y gastos personales en el lugar, incluyendo gastos del ministerio.
Esto explica específicamente por qué a menudo hay una gran diferencia entre lo que pide el misionero por mes y el costo de vida en un país específico: Puede ser que no cueste tanto vivir, por ejemplo en Colombia o Camboya, en comparación con Estados Unidos, pero la mayoría de nuestro apoyo mensual se queda en Estados Unidos para servicios necesarios allí: seguro de salud, seguro de vida, impuestos, jubilación, la cuota para la Misión, ahorros para salud, y ahorros personales.
Espero que puedan ver que las necesidades económicas mensuales del misionero se basan en los gastos normales de la vida, y no son innecesariamente exorbitantes.
Gastos iniciales que se hacen una sola vez
Cuando un misionero nuevo se traslada para comenzar su nuevo ministerio, normalmente se debe hacer un gasto grande para iniciar. Para nosotros trasladarnos a México, esto debió incluir lo siguiente:
- un vehículo confiable
- visas para cada miembro de la familia (este también es un gasto periódico)
- Seguro mexicano para el carro
- Permiso para el vehículo extranjero
- Depósito de dos meses de arriendo para la casa
- refrigerador/congelador, lavadora/secadora, horno, camas/muebles, otros artículos necesarios para la casa.
En nuestra organización muchos misioneros hacen al menos dos grandes mudanzas: una hasta el nuevo país para estudiar el idioma y la cultura nacional, y luego otra mudanza hasta un grupo étnico indígena. Esta segunda mudanza a menudo requiere de que el misionero construya una casa, y por consiguiente, este será un gasto grande que se hace una sola vez, y por el que el misionero tendrá que buscar apoyo.
Dos cosas útiles que es necesario entender:
Cuando pienses en el misionero que apoyas, hay dos cosas útiles que debes entender:
1) Como mencioné anteriormente, la mayoría de las personas apoya a los misioneros mensualmente, pero algunos apoyan trimestralmente y otros lo hacen anualmente. Hay tiempos en que es más probable que un misionero reciba un regalo especial, por ejemplo, al finalizar el año fiscal. Hay tiempos en que la gente que normalmente da no puede hacerlo, por varias razones. Hay meses de abundancia y meses de escasez.
¿Qué significa todo esto? Aunque el misionero tiene los mismos gastos cada mes, en términos de ingresos, cada mes varía; cada misionero presiente cuánto ingresará y tratará de distribuir el dinero de la mejor manera. Cuando tenemos un mes de buenos donativos, sabemos que en el futuro habrá un mes de pocos donativos, por lo tanto, tratamos de ahorrar lo que podamos. De vez en cuando hay una tormenta perfecta de pocos donativos y numerosos gastos, de aquellos que se hacen una sola vez.
Si recibes de tu misionero una carta en la que solicita apoyo durante uno de esos tiempos, podría ser útil comprender que ha ocurrido la tormenta perfecta, mencionada anteriormente, de pocos donativos/numerosos gastos.
2) La mayoría de los misioneros que conozco, tratan de ser transparentes en cuanto a sus finanzas. Sin embargo, existe una línea entre ser sincero y transparente con la gente y sentir la necesidad de rendirle cuentas a todo el mundo en cuanto en qué se gastó el dinero.
Una vez hubo una familia misionera que estaba buscando fondos pues había tenido un aborto espontáneo y una factura médica costosa debido a complicaciones durante el proceso de recuperación. La familia se encontraba en el proceso de hacer el duelo por su pérdida y pagar las facturas médicas cuando la gente comenzó a cuestionarlos en cuanto a sus finanzas y a dónde habían ido a parar algunos de sus fondos, y la implicación era que habían sido malos administradores del dinero del Señor. La familia estaba indecisa en cuanto hasta qué punto debían informar a la gente.
Aunque los misioneros deben tener cierta disposición a rendir cuentas y ser transparentes sobre el manejo de sus finanzas para con los individuos y las iglesias que los apoyan, existe un límite sobre cuánto se debería esperar que compartan públicamente con la gente.
Lo que se echa por la borda cuando un misionero es sub-apoyado
Hablando en términos prácticos, he visto dos cosas que de inmediato se echan por la borda cuando un misionero no tiene suficiente apoyo: ahorros y jubilación.
Esto es problemático porque en lo que respecta a ahorros, el misionero no estará preparado para gastos de emergencia, o incluso, no estará preparado para posibles meses de escasez.
Todos sabemos sobre gastos imprevistos. La transmisión del vehículo se daña, la computadora deja de funcionar, el odontólogo dice que necesitas un tratamiento de conductos o el techo gotea y te encuentras con la necesidad de desembolsar una cantidad importante de dinero. Cada vez que ocurre algo grande, el misionero que no puede ahorrar tiene algunas opciones: ignorar el problema (una mala idea en el caso del tratamiento de conductos, ¿verdad?); endeudarse a través de la tarjeta de crédito o con un miembro de la familia; o solicitar fondos en su carta informativa. Cuando empieza a ocurrir esto cada mes, se convierte en una fuente de estrés no solamente para la familia misionera, sino también para los destinatarios de sus informes periódicos.
En lo que respecta a la jubilación, la vieja mentalidad era que si un misionero apartaba dinero en un fondo de pensiones, eso equivalía esencialmente a hacerse “tesoros en la tierra” y que, dado que el rapto va a ocurrir muy pronto, eso es administrar mal la economía. Por un lado, hay una diferencia entre acumular dinero y planificar sabiamente la jubilación. En segundo lugar, no sabemos cuándo va a ocurrir el rapto. Mis abuelos y muchos creyentes de su generación verdaderamente esperaban que el rapto ocurriera en su vida. ¿Qué sucede si no podemos trabajar ya y el Señor aún no ha regresado? No es una mala administración de la economía o un malgasto de dinero que un misionero piense y planifique su jubilación algún día.
¿Es la vida misionera un voto de pobreza?
Al principio, cuando estábamos buscando apoyo para ir al extranjero, recuerdo que tenía temor de presentar la cantidad real de dólares, necesaria por mes, que la organización me pedía que recaudara para mudarnos al extranjero. A menudo la cantidad era recibida con escepticismo y casi con incredulidad. Recuerdo que una vez mi abuela, que había sido misionera, se puso en contacto con su hermano, que había servido y se había jubilado con nuestra organización, para verificar si realmente necesitábamos la cantidad que estábamos mencionando; esto puede ser sorprendente. Esperamos que la información anterior los haya ayudado a ver en qué se gasta el dinero, y también esperamos que puedan entender que la vida en sí es costosa, independientemente de dónde y para quién trabaje uno.
La vida misionera no es un voto de pobreza. Simplemente es distinta en el año 2017 a como fue en la década de 1940, o incluso en el primer siglo de la iglesia primitiva; bastante diferente. Cada misionero siente la responsabilidad de la mayordomía que el Señor le ha encargado de vivir del apoyo de otros en la cultura, la economía, y en general, en el día y en el siglo en que nos encontramos. También siente la responsabilidad de “gobernar su propia casa” bien. Esto significa asegurarse de tener los medios necesarios para vivir, asegurarse de que sus hijos estén bien cuidados, que la familia tenga vestido y sustento, significa tener un plan para cuando ya no pueda trabajar.
Si creemos que la vida misionera es un voto de pobreza, les estamos haciendo un flaco favor a las familias que viven y se sacrifican por el Evangelio. Los misioneros de todos los pueblos de la iglesia global deben tener lo que necesitan para hacer la tarea a la que fueron llamados.
No quiero decir que el misionero deba ser rico y tener un estilo de vida lujoso en el que se desperdicia dinero sin pensar en los sacrificios que otros están haciendo; no conozco misioneros que vivan con esa mentalidad. Como mencioné anteriormente, cada misionero vive con la mentalidad de que vive gracias a los sacrificios que hacen otros. Produce un sentimiento de humildad tener esta mayordomía y este privilegio.
Consejos prácticos sobre cómo relacionarse con su misionero y sus finanzas
Antes de clausurar este artículo, quisiera dar algunos consejos sencillos sobre cómo entender y relacionarse con su misionero, con respecto a las finanzas de éste. Primero, si usted tiene preguntas en cuanto a cómo manejan sus finanzas, pregúnteles; si tiene alguna inquietud, comuníqueselas. Trate de no criticar a su misionero hasta que hable con él. Segundo, confíe en ellos; los misioneros no se encontrarían en la senda de sacrificar sus vidas por el Evangelio si no estuvieran tratando de ser discípulos obedientes bajo el señorío de Cristo en todas las áreas de su vida, incluidas sus finanzas. En tercer lugar, entienda que, por lo general, a ellos no les gusta hacer solicitudes públicas de ayuda económica, pero a veces eso es necesario para continuar en la obra.
¡Sus misioneros agradecen los sacrificios que usted hace por sus ministerios! Los sacrificios suyos hacen posible que ellos paguen su arrendamiento cada mes, que sus hijos puedan tener las cirugías que necesiten, que puedan pagar el gas y los víveres para alimentar a su familia cada mes. Sus donativos no se van a algún agujero negro en alguna parte, están supliendo necesidades reales en sus vidas, y ¡usted es una parte crucial de su equipo!
Pensamientos finales -“A donde quiera que Dios guía, Él provee”.
Espero que este artículo haya sido revelador y útil para ustedes. Al concluir, quisiera compartir con ustedes unos pensamientos finales:
Uno de nuestros recordatorios favoritos viene en la forma de una cita: “A donde quiera que Dios guía, Él provee” Una y otra vez hemos visto eso; Él nunca ha dejado de satisfacer nuestras necesidades, y siempre podemos confiar en Su continua provisión.
Como expresé al comienzo, apoyar a los misioneros es una fabulosa manera de participar en la Gran Comisión. Hoy en día hay vidas que están siendo impactadas en todo el mundo gracias a que hay misioneros que están siendo enviados y apoyados por un equipo de socios fieles con la visión compartida de alcanzar para Cristo a los no alcanzados. Si actualmente usted no apoya a un misionero, le desafío a que se convierta en socio de alguno. Es una experiencial verdaderamente gratificante participar en la salida del Evangelio, y ¡es una inversión eterna en la vida de personas que estarán eternamente agradecidas!
El Señor nos ha provisto a Beth y a mí un fabuloso grupo de personas maravillosas que apoyan nuestro ministerio.
Gustavo says
Hno muy buen aporte para los que queremos ser misioneros, sabe yo estoy listo a servir a Dios en el campo misionero, algunos me dicen que en América Latina no todas las iglesias tienen una responsabilidad misionera y esto puede ser algo muy retador para los que deseamos llevar el evangelio a otros lugares en el mundo, puesto que tenemos familia y queremos que ellos estén bien en el campo misionero, no pedimos lujos, solo lo necesario para estar satisfechos teniendo lo suficiente.
Les pedimos que Oren por nosotros…