1 de septiembre, 2017
Tomado de una entrevista a Mike Henderson y de notas del equipo Wantakia
La historia de fondo
Transcurría el año 1963; George Kestler y BJ Upton comenzaron a trabajar con el grupo étnico wantakia de las tierras altas de Papúa Nueva Guinea con la esperanza de aprender su lengua, plantar una iglesia y traducir la Biblia. El idioma wantakia es una de las lenguas más complejas de PNG. A lo largo de los años, dos equipos de plantadores de iglesias trataron de aprender el idioma, pero debido a muchos factores el estudio del idioma nunca se concluyó. Los wantakias seguían sin el Evangelio, pero no fueron olvidados.
Hay otros grupos lingüísticos que colindan con la gente wantakia. En 1975, Mike y Diane Henderson comenzaron a trabajar con uno de estos grupos lingüísticos: los azianas. Ellos presenciaron el nacimiento de la iglesia, su crecimiento y, a través del discipulado y subsecuentes esfuerzos de evangelización, vieron propagarse el Evangelio por todo el grupo lingüístico aziana. Los azianas, sin embargo, no estaban preocupados únicamente por su propia gente; sentían una carga por sus vecinos, los wantakias.
En el año 2006, la iglesia aziana envió creyentes para alcanzar a los wantakias, sabiendo que nunca podrían aprender el idioma wantakia pero con la esperanza de poder enseñar en el pidgin melanesio, la lengua franca de Papúa Nueva Guinea. Lamentablemente, cuando los plantadores de iglesias azianas llegaron a Wantakia, estalló una disputa en la aldea. Los wantakias enviaron a los plantadores de iglesias de vuelta a su casa y les dijeron que los volverían a invitar después que la disputa
fuera resuelta.
Como esa invitación nunca llegó, la desilusión se asentó sobre los azianas. Ellos querían desesperadamente que el Evangelio alcanzara a sus vecinos. Uno de los ancianos azianas escribió una carta al liderazgo de la misión, alentándoles a reabrir la obra entre los wantakias. Ese anciano era Jos, y siguió haciendo lobby con el fin de que ese grupo étnico fuera alcanzado.
El arrancón
Había un matrimonio del grupo étnico wantakia que trabajaba en un centro misionero cercano. A través del ministerio de Lynne White (una misionera con Ethnos360), una dama wantakia aceptó al Señor, abriendo sus ojos a por qué Ethnos360 (entonces NTM) había enviado misioneros a los wantakias en el pasado. Preocupada por su gente, comenzó a pedirles a los nuevos misioneros que pasaban por el curso de orientación que consideraran a los wantakias. Cuando los candidatos declinaban debido a la dificultad de la lengua, esta nueva creyente los reprendía, incluso yendo donde los líderes del campo para “ayudarles a ver la verdad sobre el idioma”. Ella afirmaba confiadamente: “No deberías decir eso sobre nuestro idioma. Puesto que Dios es el que hizo las lenguas tan confusas, ¡Él también puede desenredarlas!” Como resultado de su persistencia, el liderazgo volvió a poner al pueblo wantakia en la lista oficial de grupos étnicos que necesitaban un equipo misionero.
Yendo al borde con la iglesia aziana
La iglesia aziana maduró hasta tal punto que los creyentes ya no necesitaban a los misioneros. Ellos habían designado a sus propios ancianos, maestros y diáconos. A pesar de que los Henderson se habían trasladado a Estados Unidos en este punto, Mike seguía regresando de vez en cuando con el fin de alentar a los creyentes y para traducir porciones adicionales de las Escrituras. Un paso adelante en 2014. Mike estaba de vuelta con los azianas para continuar el trabajo de traducir la Biblia. Mientras estaba allí, recibió una llamada de unos misioneros nuevos que querían visitar la iglesia aziana e invitar a algunos creyentes azianas para que los guiaran en un viaje de reconocimiento al pueblo wantakia.
¿La respuesta de los azianas? ¡Estaban exultantes! “Ellos necesitan el Evangelio en su propio idioma”, expresaron los creyentes azianas. Jos y algunos otros creyentes acordaron ayudar a estos nuevos misioneros a reconocer el pueblo wantakia. La iglesia aziana se comprometió a ayudar a los misioneros de cualquier manera que pudieran, para que los wantakias pudieran ser alcanzados. Incluso hubo algunos wantakias en la aldea aziana que estaban emocionados con la posibilidad de tener el Evangelio presentado en su idioma y en sus propias aldeas.
Una asociación decidida
Después de tres viajes de reconocimiento exitosos, los misioneros se decidieron por un sitio para que el equipo construya sus casas y comience la adquisición de cultura e idioma. Muchos azianas hicieron la caminata de doce horas hasta Wantakia para poder a ayudar a los nuevos misioneros a cortar madera para sus casas. Ellos dieron ejemplo de duro trabajo y subrayaron la importancia del mensaje que estos misioneros traían. “Mientras estábamos nivelando el terreno para nuestras casas, los hombres wantakias estuvieron admirando lo duro que trabajaban los hombres azianas. En ese momento, Jos bajó su pala y les dijo que antes de escuchar la Palabra de Dios, él pensaba que el trabajo era solamente para las mujeres. Pero que ahora, después de oír la forma en que Dios comenzó Su historia, se había dado cuenta de que Dios había hecho al hombre para trabajar. Los hombres wantakias estaban mudos; esto era algo diferente a lo que ellos habían oído antes”, dijo Jeremy Hambrice.
En 2015, las familias Sanders, Hambrice y Crabtree se mudaron a una aldea wantakia. La iglesia aziana ha seguido ayudando al equipo; “con frecuencia llamamos a los ancianos azianas y les pedimos consejo sobre cómo manejar ciertos aspectos de la cultura wantakia. La cultura aziana solía ser muy parecida a la wantakia, antes que la Palabra de Dios cambiara muchos aspectos de ella, por consiguiente pueden darnos un conocimiento increíble”, dijo Jack Crabtree.
La iglesia aziana apoya y alienta al equipo cada vez y de la manera que puede. “Una vez, un anciano llamado Jason llevó una bolsa enorme de naranjas hasta Wantakia, solo para animarnos”, dijo Jack Crabtree. “Este hombre es un gigante espiritual, y cuando se sentó en mi cocina, nos dijo: ‘Ustedes los misioneros están trabajando duro aquí, pero asegúrense de estar trabajando para el Señor. Si hacen este trabajo por cualquier otra razón, se quemará totalmente como nuestros techos de paja’. ¡Esa es la clase de honestidad que necesitamos aquí!”
Y todavía no han terminado con el equipo. “Los azianas todavía están ejecutando fielmente su programa de alfabetización, por lo tanto, cuando estemos preparados para lanzar el programa de alfabetización en idioma wantakia, definitivamente vamos a pedir su consejo”, dijo Jack Crabtree.
En 2016, los tres misioneros fueron invitados a participar como oradores principales de la Conferencia Cristiana Aziana con el fin de reunirse con y alentar a todos los creyentes azianas. “Estar ante estos hombres y mujeres piadosos que han experimentado tantas pruebas y sufrimientos fue un gran estímulo para la humildad. Aunque estábamos allí para ser una bendición para ellos, mientras me sentaba alrededor de las fogatas escuchando sus testimonios, más bien éramos nosotros los que estábamos siendo bendecidos”, dijo BJ Sanders.
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