11 de diciembre, 2016
A medida que nos aproximamos al final de otro año, agradecemos cada oportunidad que tuvimos de servir a los intereses de las misiones. Registramos más millas de las que esperábamos, con más de 550 reuniones a lo largo de 326 días de los últimos doce meses. Es alentador ver parejas y familias jóvenes saliendo a servir, al igual que otras personas que están buscando la oportunidad de hacer una segunda carrera.
El Año Nuevo marcará nuestros treinta y siete años de estar afiliados a New Tribes Mission, de los cuales tenemos treinta y tres años de servicio activo; esos años han pasado rápidamente. Mirando hacia atrás, hemos servido en misiones en nuestros veintes, treintas, cuarentas, cincuentas, y ahora en nuestros sesentas. ¡¿Cómo puede ser?!
Hace unos años, cuando era un adolescente (ja, ja, ja) se estableció un ministerio para alcanzar nuestra ciudad para Cristo. Cada cuadra, cada hogar fue visitado y se compartió el Evangelio con aquellos que estaban dispuestos a oír. Se podría decir en aquel entonces que la ciudad había sido alcanzada. Pero la demografía ha cambiado tanto que la ciudad es ahora lo mismo que antes de haber sido alcanzada.
Hay creyentes aquí, pero con la afluencia de etnias y la aparición de nuevas religiones la iglesia tiene mucho trabajo por hacer. Me alegra que haya testigos del Evangelio para anunciar a Cristo aquí, aunque pocos comparten su fe en estos días. Parece que hemos vuelto a caer en la mentalidad de ‘llevar la gente a las iglesias’, en lugar de salir a hacer discípulos. No es de extrañar que sea tan difícil lograr que los cristianos se unan a las filas para ir a las naciones del mundo donde Cristo nunca ha sido proclamado.
La buena noticia es que hay creyentes aquí que están anunciando a Cristo, no muchos, pero hay algunos. …Y hay algunas iglesias decididas a capacitar dentro de sus filas a aquellos que tengan la visión de ir a las naciones no alcanzadas del mundo para anunciar a Cristo. Ahí es donde entramos nosotros para ayudar a las iglesias locales con la visión de misiones y para ayudar a preparar a los que ellas puedan enviar.
Ahora que emprendemos un nuevo año, le pedimos al Señor Dios que abra nuevas puertas de oportunidad en iglesias y en campus. …Y que dentro de esas puertas hallemos personas que Dios esté motivando a servir. Nuestro deseo es poder acercarnos a ellos para nutrirlos y orientarlos con una cosmovisión centrada en Dios hacia la gente perdida, luego, que ellos mismos puedan proponerse ser hacedores de discípulos –no aquí, sino en zonas del mundo donde hay personas que están esperando oír de Jesús.
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