18 de mayo, 2016
Hay una dama joven y dulce que viene a cocinar y a limpiar nuestra casa un par de veces a la semana. Es una gran ayuda, pues entre nuestros estudios de francés, la educación de nuestros hijos en casa y simplemente haciendo lugar para alguna bondad familiar normal, ¡a veces nos cuesta mantenernos al día! Además, para nosotros es fabuloso comer las comidas que podamos tener cuando podamos interactuar con más personas. Lo mejor de tenerla a ella en nuestra casa algunos días a la semana, sin embargo, es la oportunidad de hablar.
Hoy pude pasar entre 20 y 30 minutos yendo de un tema a otro. Realmente no pude profundizar en ninguno de ellos, y sé que masacré muchas de mis palabras y frases. No me importó; ¡estaba emocionada! Sobre todo porque, a pesar de lo lento y doloroso que fue, ¡hubo conversación!
He estado meditando en eso esta noche; sobre por qué estoy tan emocionada. ¿Por qué debería estar tan feliz por un montón de palabras mal hilvanadas? Bueno, la razón evidente es el progreso. Aunque sea poco a poco no deja de ser progreso. Pero lo más importante en que he estado pensando es que cada palabra cuenta.
Para algunos de ustedes esto puede parecer tonto, pero es muy motivador para mí. Porque siendo sincera, no siempre quiero sentarme a escuchar grabaciones de francés después de un largo día. Soy tentada a preguntarme por qué tengo que conocer hasta alguna palabra oscura. No siempre siento que debo obligarme a tratar de hablar cuando sé que voy a sonar como una idiota.
Hoy recordé que vale la pena; las palabras cuentan. Pueden agruparse para formar oraciones simples, para comunicar ideas sencillas. A medida que entiendo más oraciones simples, ¡puedo participar en conversaciones sencillas y puedo empezar a desarrollar amistades con la gente! (di por hecho la facilidad de eso antes de mudarnos aquí). Con el tiempo, voy a ser capaz de entender ideas más complicadas, y las amistades y conversaciones que puedo tener con la gente pasarán de ser superficiales a ser profundas.
Estoy deseando que llegue el día en que pueda hablar con nuestra ayudante de la casa acerca de sus creencias, si está dispuesta. Me emociona pensar en compartir lo que creemos, si ella puede escucharlo. Mientras tanto escucharé mis grabaciones, y hablaré de los errores tontos que he hecho últimamente, o de los precios del mercado, y estaré animada.
Deja un comentario