17 de abril
Tengo cuatro versiones diferentes de la Biblia en la repisa de mi oficina, y otra en mi [lectora electrónica] Kindle. En casa tengo cinco versiones más. Mientras iba a la iglesia esta mañana, pasé por una docena de otras iglesias. El condado en que vivo tiene cerca de 300 iglesias. Conozco a miles de cristianos que son de mi cultura y hablan mi idioma.
Ella no tiene nada de eso.
¿En verdad la ama Dios?
Jesucristo murió por mí, pecador. Él también murió por ti. Gracias a que ha habido hombres y mujeres fieles para compartir y enseñar, tú y yo tenemos la oportunidad de ser Sus discípulos.
Ella no tiene esa oportunidad. La conocí cuando visité su gente en África –este es uno de cinco grupos étnicos no alcanzados que viven en los alrededores de una ciudad importante en África Occidental.
¿En verdad la ama Dios?
Por supuesto que sí; el asunto es que Él nos ha dado a ti y a mí la tarea de proveer eso para ella.
¿Cómo estamos? ¿Cómo estamos cuando todavía hay millones de hombres, mujeres y niños que no tienen ninguna oportunidad de conocerlo a Él? No podemos hacerlo todo, pero cada uno de nosotros puede hacer algo. Y debemos dejar que el Espíritu nos desafíe constantemente a hacer más, y debemos confiar en Él para que lo haga a través de nosotros.
¿Cómo vamos con eso?
Porque Dios la ama. Y ya es hora de que ella y todos los demás en el mundo tengan la oportunidad de saber eso.
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