Cuando Maikol visitó dos aldeas hewas, vio algo que deseaba con urgencia. Él quería tanto esto, que cuando se enteró que el misionero Jonathan Kopf había regresado de Estados Unidos, caminó tres largos y difíciles días para verlo y pedirle ayuda.
‘Me quedé sorprendido’
En una aldea, “el chico Ken se paró delante del grupo y les enseñó en el idioma hewa, usando la Biblia que tú estás traduciendo. …Miré alrededor y me di cuenta que las personas que habían asistido al servicio podían oír y entender porque era… en su propia lengua”.
Maikol les dijo que más tarde visitó la aldea donde vive Jonathan, mientras él y su familia estaban tomando un año sabático en Estados Unidos.
“Me quedé sorprendido por lo que vi. La gente estaba leyendo la Biblia adentro y alrededor de sus chozas. No sólo unas pocas personas, y no se detuvieron cuando anocheció. Esa noche, después de comer batatas, los muchachos leyeron en voz alta con linternas, y lo mismo sucedía en las otras chozas. No podía creerlo”.
‘Quiero esto para mi aldea’
Maikol nunca había visto esto en sus años como líder religioso de su propia aldea.
“Los fines de semana yo predico con la Biblia de la lengua franca, pero como la gente de mi aldea no sabe leer y no está familiarizada con la lengua de la ciudad… hay poco interés en Dios, y ningún cambio en sus vidas. Luego vengo aquí y veo que la gente no solamente está leyendo la Biblia en sus hogares sino que además son completamente diferentes de las otras personas. Eso es lo que quiero para mi aldea“.
¿Qué dirás tú?
Esta no era la primera vez que Maikol pedía un misionero para su gente. Jonathan ha pedido misioneros para la aldea de Maikol; él incluso mencionó esta necesidad en varias iglesias mientras estaba en Estados Unidos. “Nadie ha venido”, le dijo a Maikol. “No sé qué decir”.
¿Sabes tú qué decir?
¿Qué tal: “¡Sí!”?
“Sí, oraré diariamente por más misioneros, y por más personas que apoyen y hagan posible sus ministerios”. Tal vez: “Sí, voy a actuar en fe y ayudar a enviar misioneros”. O incluso: “Sí, aquí estoy, Señor. Envíame a mí”.