Patrick Eggleton nunca imaginó que iba a servirle a Dios en un país extranjero. Y sin embargo, por la gracia y la obra fiel de Dios, en el año 2005 la familia Eggleton se trasladó a miles de kilómetros de su país y su familia para comenzar su ministerio.
Solamente Dios, comenta Patrick, podía llevarlo a él y a su familia a donde están, y mantenerlos allí por nueve años.
“Con frecuencia nosotros reconocemos ‘solamente a Dios’ por aquí”, explica Patrick. Y él comparte con franqueza que solamente la obra de Dios en sus vidas y su ministerio puede haber mantenido a su familia allí, sirviéndole a Él durante todos estos años tan lejos de sus familias y seres amados. “Nosotros dependemos completamente de Su provisión”, añade él.
Patrick sirve a Dios enseñando matemáticas en un colegio para hijos de misioneros mientras su esposa, Dawn, asesora a padres misioneros que educan a sus hijos en casa. En las tareas de su ministerio, los Eggleton son bendecidos al codearse con muchos otros misioneros.
“El ministerio aquí está constituido por individuos de todo el mundo”, explica Patrick. “Concurrimos personas de muchos trasfondos, culturas y experiencias. De algún modo Dios usa esta amalgama de personas para apoyar la obra de compartir Su amor con muchos grupos tribales aquí”.