Una catástrofe con frecuencia es una oportunidad para que Dios derrame Su gracia. Las pérdidas impactantes que ha sufrido la gente de las Filipinas durante la mortal destrucción causada por el Tifón Haiyan son profundamente perturbadoras desde una perspectiva humana.
Pero es alentador reconocer que hay nuevas puertas abiertas para la Palabra de Dios como resultado directo de este desastre. Hay oportunidades para que el Evangelio entre e impacte zonas necesitadas a medida que la muestra tangible del amor de Dios por medio de la ayuda humanitaria cubre a personas que padecen y luchan.
El piloto misionero Steffan Pyle expresa cómo ha visto a Dios usar los esfuerzos humanitarios para abrir corazones:
“Una aldea a la que volé estaba cerrada al Evangelio en el pasado. No estaban interesados en ningún maestro bíblico, hasta que vieron que los cristianos eran los únicos que estaban ayudándoles en su tiempo de necesidad. …Cuando aparecimos para socorrerlos con víveres, ellos le dijeron al pastor que querían que él viniera y comenzara a enseñarles la Biblia”.
“Dios está obrando, aun a través de la devastación”.
Dios está bendiciendo abundantemente los esfuerzos de ayuda humanitaria. La gente que nunca ha oído una clara presentación del Evangelio está viendo el amor de Dios en acción por medio de la satisfacción de sus necesidades físicas por siervos de Dios que han dado generosamente de sus vidas y recursos para derramar el amor de Jesús en personas acongojadas y heridas que han sufrido enormemente los efectos del Haiyan.
Debido a que los misioneros de NTM tienen que levantar su propio apoyo financiero y viven por fe, confiando en que Dios proveerá sus necesidades, ninguna parte de los fondos de ayuda humanitaria ha sido usada para pagos o salarios para los misioneros que están brindando socorro. El cien por ciento de los fondos dados para ayuda humanitaria han sido invertidos en ayuda para las víctimas de la tormenta.
En las primeras etapas de este esfuerzo, se suplían las necesidades más urgentes tan rápida y eficazmente como se podía. Gran parte de este esfuerzo inicial fue dedicado a llevar alimentos y suministros de higiene básica a zonas que los necesitaban urgentemente. Un total de 595 vuelos en seis aeronaves diferentes de NTM invirtieron cerca de 400 horas en vuelos de socorro.
Ahora que la mayoría de esas necesidades críticas han sido suplidas, los fondos restantes serán encauzados para reconstruir comunidades y restablecer el medio de vida de zonas azotadas en las maneras más rentables que se posible.
Ora por la bendición de Dios en los esfuerzos de ayuda humanitaria que se están adelantando en las Filipinas. Ora para que la prolongación del socorro continúe aliviando el sufrimiento y abriendo puertas. Ora también para que la gente que nunca ha oído las buenas nuevas de Jesús, como resultado de este tifón devastador, pronto pueda oír una clara presentación del Evangelio en su propio idioma.
Ora para que a medida que los vientres son saciados y las comunidades y los medios de vida son restaurados, el amor redentor de Dios tenga nuevas oportunidades para alcanzar almas sedientas y para llenarlas con gozo y esperanza eterna en Cristo.