Aunque la temporada para celebrar Navidad ya pasó, Pete y Liesl Hypki continúan reflexionando en la fidelidad de Dios para obrar en maneras insospechadas mientras ellos celebraban el nacimiento de Cristo.
Una de ellas fue el día cuando Agapito y Pedro se sentaron en su sofá, contemplando el árbol de Navidad de los Hypki.
Las preguntas no se hicieron esperar. “¿Dónde lo consiguieron? ¿Cuánto costó? ¿Cómo lo trajeron aquí?”.
Siguió una pausa meditativa mientras inspeccionaban el árbol con admiración.
Luego hicieron una observación: “Y unka se sital pa tahpa”. “Y hay una estrella encima”.
Pete respondió preguntándoles a los dos hombres si sabían por qué había una estrella.
Su respuesta fue: “No”.
Entonces Pete procedió a contarles a sus amigos nahuatles la historia de los magos que siguieron la estrella hasta Belén para hallar a Jesús.
“Eso es cierto”, comentaron ellos. “¿Navidad no es el día cuando nació Jesús?”.
“Es una pregunta genuina, una pregunta que me encanta —una puerta abierta a través de la cual la luz de la historia de la Navidad puede brillar”, comenta Pete.
Para Pete y Liesl, quienes acaban de pasar su tercera Navidad en la aldea nahuatl donde ministran, hay una esperanza radiante para un día muy cercano cuando la gente nahuatl oirá claramente en su propia lengua las buenas nuevas del plan de Dios para la redención de ellos.
La estrella encima del árbol tiene un significado adicional también.
Los nahuatles ven en forma diferente una estrella. En la tradición local, comenta Pete, hay un cuento acerca de un chico malo que mentía, engañaba e intrigaba hasta que fue convertido en una estrella como castigo. Ese chico, el cual ahora es apenas un destello juguetón, sirve para advertirles a los niños que se portan mal que pueden compartir su suerte.
Para Pete y Liesl Hypki, una estrella evoca un tipo de recuerdo muy diferente.
“Aquí en mi Biblia”, comparte Pete, “una estrella anuncia la llegada del Rey. …Él está sentado en los cielos ahora… y reina por siempre. Y nosotros podemos participar en Su destino. La esperanza de gloria; vida eterna”.
Ora para que Dios continúe preparando el corazón de los nahuatles para que oigan y respondan al Evangelio. Ora para que el Rey, cuya llegada a la Tierra fue anunciada por una estrella, reine pronto en los corazones nahuatles como Salvador y Redentor.