Alguna vez has enfrentado una situación difícil o posiblemente de vida y muerte que te haya hecho preguntar: “¿Cómo llegué aquí? ¿Y cómo voy a pasar por esto?” A mí me ha sucedido, muchas veces. Cuando mi hijo se enfermó gravemente. Después el motor se salió del avión mientras volábamos sobre la selva. Mientras negociábamos con terroristas la liberación de unos colegas misioneros que habían sido secuestrados.
Durante esos tiempos difíciles, Dios traía a mi mente esos primeros días de mi capacitación misionera en el Instituto Bíblico de New Tribes en Waukesha, Wisconsin. Él confirmaba en mi corazón que yo estaba en el sitio donde Él quería que yo estuviera. A través del Instituto Bíblico y la capacitación misionera de NTM, Dios me preparó espiritual y mentalmente para el largo recorrido.
No eran las grandes cantidades de versículos que memorizábamos, ni el edificio, ni las aulas o los salones de conferencias. Eran los corazones de los estudiantes y los instructores. Estábamos entrelazados para llevar a cabo la misma misión. Este tejido humano de hombres y mujeres de Dios, creó un equipo dotado para aventurarse en el mundo perdido con el poder salvador de Jesucristo.
Saber que estábamos combatiendo junto a otros creyentes que piensan de manera semejante, que tienen la misma pasión y están arraigados en la misma fe, nos animaba a cada uno de nosotros a expandir el reino de Dios. La Gran Comisión se hacía real. Yo sostuve las manos de aquellos que sanarían las heridas de los pobres. Yo vi los pies que llevarían el mensaje de esperanza.
Y todo esto sucedía en el Instituto Bíblico de NTM. A veces me parecía difícil comprenderlo. Yo había caminado con mi padre en aquellos mismos salones, unos pocos años antes que me matriculara allí. Las paredes estaban cubiertas con grafitos, los cielos rasos dañados por el agua. Nuestras pisadas hacían crujir vidrios rotos. Yo no podía imaginar que ese edificio le sirviera a alguien más. Mi padre lo vio como un lugar donde los misioneros podían ser preparados y enviados a derramar luz en los rincones más tenebrosos del mundo. Su visión ha dado fruto durante 50 años.
En estos días, cuando viajo a tribus remotas y veo a antiguos homicidas, cazadores de cabezas, y hechiceros alabando al Creador verdadero y compartiendo la Palabra de Dios, se me pone la piel de gallina. ¿Y a quienes encuentro sirviendo en esas etnias? Encuentro a uno y a otro misionero cuya jornada empezó en NTBI. Su labor tiene que ver enteramente con transformar vidas.
Ahora es nuestro turno para lanzar a la siguiente generación de hombres y mujeres al servicio del Rey. Después de equipar misioneros durante 50 años, el campus del Instituto Bíblico de New Tribes en Waukesha, Wisconsin, está necesitando trabajo.
Por favor, únete a NTM para apoyar las restauraciones del Instituto Bíblico de New Tribes. Esto ayudará a la capacitación de muchos centenares más de misioneros. Ellos están esperando servir –para ver vidas cambiadas.