Julie Pyle está agradecida por las oraciones del pueblo de Dios. Su esposo, Steffan, es un piloto misionero que ha estado sirviendo diligentemente en los ministerios de socorro para las víctimas del tifón de las Filipinas. Debido a que muchas de estas zonas necesitadas son remotas, y debido a que muchas otras han sido grandemente impactadas con daños en varios sistemas de comunicaciones, el contacto es “fortuito” comparte Julie.
Pero recientemente ella escuchó por teléfono un informe breve de Steffan. Él pudo compartir algunas perspectivas sobre lo que implica volar para llevar socorro a sitios devastados por el tifón.
Steffan dice que las iglesias locales están coordinando y llevando a cabo esfuerzos cooperativos. Las iglesias de algunas de las islas mayores reúnen alimentos y materiales para construcción, luego el avión Kodiak lleva estas cargas a islas más pequeñas. En ese punto, se usa un helicóptero para transportar los suministros hasta las zonas extremadamente apartadas.
“Usualmente un pastor de una iglesia local viaja para ayudar a distribuir los alimentos y los suministros”, informa Julie. “Realmente esto ha estado funcionando fabulosamente y, por lo tanto, muchas personas están recibiendo ayuda”.
Hay gozo en el ministerio de suplir estas necesidades apremiantes. Julie añade: “Steffan dijo que un día, mientras se elevaba sobre una aldea, algunas de las personas salieron corriendo y agitando sus manos en señal de despedida y diciendo con sus labios la palabra: ‘Gracias’ Tal es el privilegio de tener una pequeña parte en llevar ayuda y esperanza a estas personas”.
Steffan y Julie creen firmemente que la oración es un recurso verdadero —uno que Dios honra. Ellos ya han visto el poder de la oración obrando en muchos niveles. En Su gracia, Dios ya ha protegido y provisto en este ministerio de ayuda humanitaria.
Por lo anterior, Steffan y Julie Pyle piden tus continuas oraciones. Por favor, ora por todos los pilotos, misioneros y pastores locales que están participando en estos esfuerzos de ayuda humanitaria. Ora para que a los misioneros se les concedan salud y vigor para las drásticas demandas de este ministerio. Ora por seguridad en las operaciones y en el equipo. Y debido a que las necesidades son tan extensas y pueden parecer abrumadoras, pide a Dios que otorgue sabiduría a aquellos que tienen que decidir dónde y cuándo suplir necesidades en varios sitios.
Ante todo, pide Julie, “ora por la gente que ha sido azotada por esta tormenta. Ora para que al ayudarles a rehacer sus vidas, haya puertas abiertas para el Evangelio”.