La reunión de iglesia, para los creyentes de Wusaraambya, es un tiempo de comunión y concentración en Dios. Comienza alrededor de las 10 a.m. o cuando puedan ir al río a bañarse, ponerse su único juego de ropas de recambio (si es que tienen uno) y hacer el viaje desde las casas dispersas en lo alto de las cumbres montañosas de los alrededores hasta la pequeña edificación de la iglesia.
El tañido de la “campana” –el golpe seco de una vara contra un pedazo de metal hallado a varias horas de camino en un puesto de avanzada de la Segunda guerra mundial– señala la apertura de las puertas de la iglesia alrededor de las 9:30 a.m. Luego empieza la música mientras entran hombres jóvenes poco a poco, masticando sus batatas y plátanos, y rasgando entusiasmadamente sus guitarras, lo cual representa el llamado matutino a la adoración.
Al poco tiempo, las mujeres comienzan a unirse al grupo. Ellas se sientan afuera al principio, hablando y riendo juntas mientras esperan que haya suficientes de ellas para hacer una entrada apropiada.
Alrededor de las 10 a.m. hay suficientes mujeres para unirse a los hombres, entonces entran ansiosamente en grupo a la iglesia y se unen con las voces alegres de los hombres en alabanzas a Dios. Pronto el recinto de la iglesia está abarrotado de hombres, mujeres y niños que ansiosamente esperan oír la Palabra de Dios.
Los maestros bíblicos empiezan el servicio con oración, porque la parte más importante de cada servicio de la iglesia es hablar con Dios.
Después los maestros bíblicos pasan un tiempo repasando una lección de la semana anterior, asegurándose de que la congregación no sólo recuerde la lección, sino que la hayan puesto en práctica durante la semana. Los miembros de la iglesia, jóvenes y viejos, son invitados a informar sobre cómo han aplicado el mensaje a sus vidas y qué desafíos han enfrentado.
Luego, el maestro bíblico procede a compartir verdades teológicas de libros como Romanos y Efesios. Estos mensajes son presentados enteramente de memoria y son producto de incontables horas de estudio y oración.
Ellos edifican sobre el fundamento puesto, por medio de un estudio a fondo de las lecciones de Fundamentos Firmes, las cuales dan una enseñanza cronológica de la Biblia desde la Creación hasta Cristo –dos veces, una para evangelizar y la otra para impartir el discipulado– y enseñan acerca de la disciplina en la iglesia y el andar cristiano en Hechos y en las epístolas.
El maestro bíblico luego ora para que la congregación digiera el mensaje que él acaba de presentar; también ora para que ellos tengan el valor de aplicarlo. Esta verdad no es para los creyentes nuevos, él sabe, sino para aquellos que ya conocen la verdad fundamental y están listos para profundizar en su andar con Dios. Este viaje no es para los débiles de corazón.
Luego, el maestro vuelve a conceder la palabra a los oyentes. Los miembros de la congregación lo bombardean con preguntas sobre cómo aplicar las verdades bíblicas a situaciones prácticas de la vida. A estas alturas ya son casi las 2 p.m. La discusión se extiende por otra hora. La camaradería entre los creyentes crece a medida que se preparan para batallar contra las fuerzas del mal en las regiones celestes.
El servicio de la iglesia finalmente termina alrededor de las 3 p.m. y es seguido por un tiempo de comunión alrededor de una comida. Luego los wusaraambyanos se dispersan y se van a las casas de otros para continuar el compañerismo y la discusión.
El domingo es un día de oración y comunión. Y como dice el maestro bíblico Willis: “¿Qué otra cosa podríamos hacer el día domingo sino reunirnos y adorar a Dios?”.