Teresa y David Searcy disfrutan juntos de una buena taza de café cada mañana, antes de comenzar su ministerio en el sitio remoto al que Dios los ha llamado.
La semana pasada, Teresa cuenta que fue recibida por un extraño olor en la cocina. “Yo percibía un olor a algo muerto, pero no podía ubicarlo hasta que se puso muy fuerte”, comparte ella.
Rutinariamente, Teresa prepara la olla del café en las noches para que David sólo tenga que encender el interruptor en las mañanas.
“Evidentemente”, explica Teresa, “una lagartija se había ahogado al caer en el agua en la noche. Y luego se cocinó con nuestro café en la mañana”.
Cuando terminaron de tomar su café, los Searcy descubrieron a su visitante muerta en la olla del café.
“Como habíamos terminado nuestro café, no había mucho que pudiéramos hacer, excepto botar el cadáver”, comparte divertida Teresa.
“Después de 40 años de vida en la selva, este incidente sólo produjo una buena risa”.
Fotografía tomada por el: William Haun y se utiliza con permiso, whaun.com