Todo comenzó con un programa de capacitación de NTM para nuevos misioneros en México. Tony y Lauren Finch aceptaron hospedar a un grupo de estudiantes que había terminado la parte teórica de la capacitación y necesitaban un sitio para practicar destrezas para traducir idiomas.
“Nosotros estábamos felices de albergarlos”, comenta Tony, “pero el grupo era demasiado grande para que hospedáramos a todas las 26 personas. Entonces dividimos el grupo entre nuestro sitio y un sitio de evangelización donde la gente tarahumara”.
El grupo de estudiantes permaneció allí por cuatro semanas. En un fin de semana, ellos invitaron a los Finch y a la otra mitad de los estudiantes que se estaba hospedando donde los Finch para tener una tarde de compañerismo.
“Mientras estábamos allí”, informa Tony, “los estudiantes nos explicaron que ellos estaban llevando a cabo estudios bíblicos con algunas personas de la comunidad”. Le preguntaron a Tony si estaría dispuesto a enseñar en el estudio bíblico programado para esa tarde.
La gente de la aldea estuvo atenta y receptiva, comentaron los estudiantes. Tony dice: “ellos quedaron deslumbrados con la atención y las reacciones de la gente al recibir enseñanza en su propio idioma. Ellos preguntaron si podíamos regresar la siguiente semana”.
Tony y Lauren aceptaron inmediatamente. “Para abreviar la historia, hemos estado yendo todos los sábados para enseñar la Palabra de Dios en esa comunidad”, añade él.
Para los Finch ha sido emocionante ver cómo se ilumina el rostro de sus fervorosos oyentes cuando entienden. Cuando alcanzaron el punto de la enseñanza bíblica sobre la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, estaban convencidos que una mayoría del grupo —unos 40 adultos y niños— estaba confiando en Cristo para salvación.
Varios meses después, los Finch se alegraron de participar en el bautismo de diez de los nuevos creyentes.
La vida normalmente no es fácil para aquellos que toman la decisión de ser bautizados para identificarse públicamente con Cristo como su Salvador. Una mujer ha sido marginada por su familia y ninguno de ellos le volverá a hablar.
A otra creyente, una chica de catorce años de edad, al principio su madre y su padrastro le negaron el permiso para ser bautizada.
“Más tarde, su madre consintió”, informa Tony, “pero después de su bautismo, su padrastro se enojó mucho con ella”. La chica les explicó a sus padres su deseo de seguir a Cristo y vivir una vida agradable a Él. Con el apoyo de algunos miembros de la familia, su padrastro ha aceptado su decisión y aun ha empezado a asistir algunas veces a la enseñanza bíblica.
Tony dice que ver la mano de Dios abriendo puertas y obrando en corazones y vidas ha sido “muy alentador”.
Por favor, únanse al regocijo de los Finch y oren con ellos, especialmente por esos diez creyentes nuevos y por quince creyentes nuevos de la aldea donde ellos ministran, los cuales enfrentarán algunas pruebas duras como resultado de su decisión de decir: Nije najato Jesucristo –Yo sigo a Jesucristo.
Después de 25 años de servir a Dios en México, Tony y Lauren alaban a Dios por obrar fielmente en los corazones tarahumaras para llevarlos a confiar en Él; es la recompensa eternal del ministerio.