El viaje tardó más de 30 horas. Hubo complicaciones potenciales en las realidades prácticas del regreso de la familia Bryant al ministerio, pero llegaron a salvo –a la pequeña aldea remota que ellos llaman hogar.
Ginny Bryant dice que la gente de su país no cesaba de preguntarles: “¿Están emocionados por regresar?”. En realidad, ellos oyeron muchas veces esa pregunta en las semanas previas al viaje.
“Es difícil responder eso”, comparte ella, “principalmente porque regresar significa perder muchas cosas”.
“Estamos despidiéndonos por un período de tres años de padres, abuelos, primos y amigos. Vamos a perder muchas oportunidades de participar en sus vidas y ellos en las nuestras”.
Al ver a sus hijos despidiéndose de sus seres amados, Ginny sintió profundamente su pérdida.
“Al dirigirnos de nuevo a vivir en una aldea apartada, también estábamos despidiéndonos de un servicio de internet fiable, de teléfonos, colegios, equipos deportivos, ballet, invitaciones a jugar… todas las cosas que se han convertido en una parte normal de la vida de nuestros hijos”.
“Les cuento esto para tratar de explicar que tenemos sentimientos encontrados cuando pensamos en regresar. Sí —¡queremos ver a nuestros amigos allí! Sí —estamos emocionados al pensar en lo que Dios va a hacer en las vidas de los indígenas. Sí —creemos que allí es donde Dios quiere que estemos. Pero también, sí —nos parece difícil estar allí y frecuentemente nos sentimos muy solos”, explica Ginny con sinceridad.
Ella continúa, “a veces creo que la gente piensa que si algo es difícil para uno o para los hijos, entonces ¿por qué hacerlo?”.
Nadie está forzando a la familia Bryant ni nadie les va a hacer sentir mal si no regresan. Más bien, comenta Ginny, se trata de tomar una “decisión consciente”. Se trata de creer que servir a Dios en Guinea es la mejor manera en que ellos pueden honrarlo a estas alturas de sus vidas.
“Somos bendecidos con la familia y los amigos que amamos, y por causa de esa bendición, sentimos la pérdida de ellos cuando partimos”, comparte Ginny. “Nosotros no vivimos aquí en Guinea porque nos parezca la cosa más emocionante que se nos haya podido ocurrir… sino porque creemos que honramos a Dios al estar aquí; eso es lo que nos compele”.