Kwepa, el jefe de la aldea, estaba temeroso y muy angustiado. Él se había enfermado gravemente con lo que parecía ser un caso agudo de malaria. Nadie, incluso el mismo Kwepa, creía que él sobreviviría.
A una edad aproximada de setenta años, Kwepa es el hombre más viejo y más respetado de la aldea; el único con cabello cano. En una isla donde los misioneros Scott y Jennie Phillips dicen que el promedio de vida es apenas de unos treinta y cinco años, Kwepa es realmente viejo.
Con tristeza la aldea se preparó para la muerte de su jefe. Sus hijos y otros parientes vinieron a despedirse. La aldea empezó a lamentar anticipadamente la partida de Kwepa.
Y luego las cosas empeoraron. En la hora más oscura de Kwepa, apareció una gran delegación de un clan enemigo. Él estaba seguro que ellos habían venido a hacerle hechicería a él y a su familia. Un pensamiento pavoroso asediaba su corazón: ¿Qué sería peor, se preguntaba él, morir por hechicería y bujería o morir por enfermedad y malaria? ¡Me van a hacer hechicería y van a acabar conmigo!
Los maestros bíblicos daos que habían llegado a la aldea con varias semanas de anticipación en un esfuerzo por enseñar la Palabra de Dios y evangelizar a la gente, estaban muy tristes viendo el desarrollo de los eventos. “Parece que llegamos un poco tarde para enseñar en esta aldea”, se dijeron los unos a los otros.
Luego Kwepa llamó a los maestros bíblicos daos y les pidió su consejo. Los maestros tenían la certeza de que la enseñanza bíblica debía continuar, a pesar de la llegada del clan enemigo.
“Este mensaje no es solamente para algunas personas y para otras no”, le dijeron los maestros bíblicos. Ellos le explicaron a Kwepa que el mensaje de la Palabra de Dios, el cual narra la historia de la Creación hasta la venida del Hijo de Dios, es para todos. Ellos le dijeron que las cosas malas en su aldea y en el valle no cambiarían si solamente unos pocos clanes podían oír las palabras del Creador.
“Todos necesitamos este mensaje, aun aquellas personas que nos desagradan”, le dijeron los maestros a Kwepa.
Luego Kogipiyaa, uno de los principales maestros bíblicos daos, se atrevió a hablar con los miembros del clan enemigo que estaban llegando. Así se enteró que éstos habían venido a la aldea por una razón muy diferente a lo que Kwepa estaba sospechando. En la aldea de ellos habían oído acerca de la enseñanza del Creador que se estaba llevando a cabo; y habían venido a oír acerca de Su Hijo por sí mismos.
Después de mucha discusión, los maestros bíblicos concluyeron que debían impartir de nuevo toda la enseñanza de la Creación hasta Cristo para que los miembros del clan visitante oyeran la historia completa; ellos le presentaron esta idea a Kwepa.
Kwepa pensó en esto por un rato. Él ya había visto cambios en algunas personas que habían oído el mensaje del Creador. A regañadientes él aceptó que toda la historia se empezara de nuevo.
“Y luego, él comenzó a recuperarse de su enfermedad”, informa Scott Phillips. “Alaba a Dios por lo que Él está haciendo en la vida de Kwepa y de la aldea… ¡y en otras aldeas! Él mismo está haciendo la obra que nosotros los misioneros no podemos hacer. Él está atrayendo a la gente a Sí mismo y les está dando el deseo de conocerlo a Él”.
Kwepa aun se está sanando de su enfermedad y está asistiendo a la enseñanza diaria de la Biblia, junto con otras 100 personas de su aldea y otras aldeas.
Tú puedes cooperar con los maestros bíblicos daos en este proyecto de evangelización. Kwepa y los otros oyentes están escuchando la historia de esperanza y luz de la redención de Dios, un mensaje de Su triunfo sobre la muerte, el temor y la desesperanza. Ora fielmente por la enseñanza en esta pequeña aldea y por la potente obra de transformación de Dios en estas vidas cautivas del temor.