Recientemente, los misioneros a la gente siar tuvieron que salir de su sitio tribal hasta el centro regional. El propósito del viaje era para revisar la traducción, asistir al congreso anual, asistir a un taller de plantación de iglesias y a varias otras reuniones. Ellos estuvieron ausentes por un poco más de tres semanas.
Fue el periodo más largo de tiempo que ambas familias misioneras hayan estado fuera de la tribu desde que empezaron su ministerio allí.
“Salimos sintiendo confianza en la iglesia siar y en los hombres que iban a continuar pastoreando a la iglesia durante nuestra ausencia, pero, por supuesto, ellos seguían en nuestros pensamientos y oraciones”, informa Lane Sanford.
Luego Lane procedió a compartir el testimonio de Redi, una de las damas de la iglesia siar, acerca de lo que Dios hizo en el grupo de creyentes mientras los misioneros no estuvieron con ellos.
“Estas tres semanas pasadas han sido muy buenas para mí”, compartió Redi. “Fue muy provechoso ser llevados de vuelta a Romanos y Efesios y recordar de nuevo nuestra posición en Cristo. Dios hizo todo eso para mí… para que… por Su fuerza, yo pueda andar rectamente. Yo no puedo hacerlo por mí misma, o por algún otro medio; todo es gracias a Cristo. Y estas tres semanas pasadas sin la presencia de ustedes me ayudaron a comprender algo: Yo estoy muy agradecida porque ustedes hayan venido a vivir aquí con nosotros. Yo los amo y no quiero que se vayan, pero me estoy dando cuenta de que nosotros tenemos a Dios y tenemos Su Palabra, y Dios no quiere que nosotros dependamos de ustedes, ¡sino de Él solo! Así que cuando el trabajo de ustedes concluya, y llegue el tiempo para ustedes partir, no habrá problema porque nosotros tenemos a Dios y Su Palabra aquí con nosotros, y Él seguirá enseñándonos y dándonos crecimiento”.
Para el corazón de un misionero, no hay mayor bendición que esa. Lane añade: “Dios es bueno; Él continúa preparando a la iglesia siar para llevarla a donde Él quiere”.
¿Puedes imaginar un gozo mayor que ayudar a un grupo étnico no alcanzado a crecer en la fe y en el entendimiento de la Palabra de Dios hasta el punto de que ellos dependen directamente de Dios y Su Palabra en cuanto a enseñanza y dirección en su crecimiento en Cristo.