últimamente, el Salmo 23 ha sido muy importante en la vida de Abigail Snyder.
El Señor es mi Pastor… me pastoreará.
Abigail dice que, durante los últimos días, antes de su salida para Tanzania, su propia insuficiencia, incapacidad y total dependencia de Cristo se hicieron evidentes para ella con “el brillo de un aviso de neón resplandeciente”.
Y mientras ella hacía los últimos preparativos para dejar la vida familiar de su país, las preguntas parecían determinar sus días:
¿Ya hiciste tus maletas? ¿Olvidaste algo? ¿Cómo será la vida en Tanzania? ¿Qué tan bien podrás mantenerte en contacto con tus seres queridos? ¿Realmente podrás aprender suficientemente bien el swahili para comunicarte? ¿Qué será lo que más vas a extrañar?
En las últimas doce horas, antes de su salida, “yo tartamudeaba y me sofocaba, silenciosamente ahogando la inseguridad que amenazaba con tenerme cautiva”, informa Abigail. Como la oveja del Salmo 23, ella se dio cuenta en nuevas dimensiones que “dependía completamente del Pastor”.
Cuando abordó su vuelo de salida, se recordó a sí misma: “El Pastor provee. … Él va delante de mí”. Y como el salmista en el Salmo 23, en medio de sus temores, lo alabó a Él “por Su abundante gracia”.
Abigail llegó a salvo a Tanzania. No tuvo inconvenientes en ninguno de sus vuelos. Sus muchas maletas y su bicicleta llegaron sin ningún perjuicio. “El paso por la aduana fue rápido”, añade ella.
Pero hubo bastantes momentos muy emotivos, admite ella; “siendo hostigada por el personal de seguridad… estando sentada en medio de la noche y sintiéndose muy sola mientras volaba sobre algún punto del océano Atlántico, llorando en silencio mientras recordaba el hogar…”.
Y allí en el aire, Abigail fue impresionada con poderosas promesas de otro salmo, el 121: Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda… Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha… Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.
Abigail se interesó en enseñar a los hijos de los misioneros cuando un amigo que había crecido en África Occidental la animó a considerar la idea. Posteriormente ella asistió a NTM Interface, terminó la universidad y cuando Dios abrió la oportunidad para que ella se convirtiera en asociada de NTM y enseñara en un colegio para hijos de los misioneros en Tanzania, Él arregló los detalles y Abigail ahora se encuentra allí.
Durante los primeros días, después de su llegada, ella ha seguido siendo animada a recordar las mismas promesas de los Salmos que alentaron su corazón durante los días de los preparativos y la salida. Ella sabe que Dios ha orquestado esta oportunidad para ministrar.
“El Señor es el que va delante de mí”, comenta Abigail. “Yo encuentro ánimo al recordar eso”.