Las últimas semanas le han dado a la familia Lenz tantos motivos para alabar al Señor que no saben por dónde empezar.
Para comenzar, comenta Robyn, está la misericordia de Dios.
Ellos la han visto en la lucha de su hijo mayor con un nuevo virus tropical, la Fiebre de Chikungunya, el cual produce dolores articulares, severos dolores de cabeza, fiebres altas constantes (en el caso de Michael, 39.4–40.38 grados), escalofríos, sarpullido en todo el cuerpo, náuseas, mareos y otros padecimientos variados. Para empeorar las cosas, en un momento, hubo un malentendido relacionado con la dosis de un medicamento, lo cual produjo complicaciones adicionales.
Dios es un Dios de gracia. Michael se ha recuperado completamente, “sin señales de haber tenido alguna vez semejante enfermedad”, informa Robyn. Y Robyn y su esposo, Levi, vieron revelarse a Dios en grandes maneras durante esta dura prueba y están agradecidos por Su tierno cuidado y provisión.
Robyn comparte: “El Señor proveyó un maravilloso equipo de coobreros para rodearnos en este tiempo espantoso… con sus oraciones y actos de amor y servicio”.
También hubo un incidente reciente en el que un ciclista giró súbitamente en frente del vehículo de la misión que Levi iba conduciendo. Ante la vista y el sonido del impacto, Levi se horrorizó al pensar en las posibilidades; pero cuando salió del auto, vio claramente la misericordia de Dios. El ciclista estaba junto a su bicicleta destrozada, pero sólo tenía un ligero rasguño en su codo izquierdo que ni siquiera sangró.
Para las autoridades locales el ciclista tuvo la culpa, pero animaron a Levi a darle un “pago de compasión” —un regalo cultural dado a alguien que esté en apuros, como una prenda de paz.
“Alaben al Señor con nosotros porque esta situación no fue peor”, informa Levi.
Levi y Robyn también están alabando a Dios por Su poder para transformar vidas. Ellos están muy agradecidos y emocionados al ver la gracia divina cambiando las vidas del pueblo wahgi del norte, a medida que la Palabra de Dios permea y reforma sus corazones.
Recientemente tres ayudantes de traducción wahgis compartieron con el misionero Dan Hulley que habían estado hablando entre ellos acerca de su hábito de jugar en el mercado local. Ellos empezaron a sentir que esto no agradaba ni honraba a Dios. Ahora ellos están buscando rendir cuentas unos a otros y a los misioneros mientras piden al Señor que los libre de esta fortaleza en sus vidas.
Levi y Robyn se animan al recordar que Dios puede derribar cualquier fortaleza en una vida, “sin importar por cuánto tiempo o cuán profundo haya sido su dominio”.
Otro motivo para alabar, dice Robyn, es el progreso en el esmerado proceso de traducir la Palabra de Dios. “Hoy”, informa ella, “fue el primer día de nuestra evaluación de la traducción y, hasta ahora, los comentarios y opiniones han sido verdaderamente alentadores… Estamos orando todos los días a medida que más de 700 versículos de las Escrituras están siendo revisados en cuanto a exactitud, contenido, claridad y comprensión. Si el Señor lo permite, los primeros libritos con porciones de la Palabra de Dios serán imprimidos y puestos en las manos de la gente wahgi del norte en los próximos meses”.
Ver a Dios obrar poderosamente es reconfortante. Levi, Robyn y su familia están alabando a Dios por muchas cosas que Él ha hecho, y están emocionados y agradecidos por ser parte de Su obra entre el pueblo wahgi del norte, junto con sus coobreros Dan y Rachel Hulley, y Andrew y Nelli Wilson y sus familias.
Robyn lo resume hermosamente: “Estamos emocionados por ser espectadores”.