El grupo de cuatro hombres de Nueva Zelanda llegó en un avión de la misión.
Aterrizaron con manos y corazones deseosos, listos para trabajar. En asunto de unos minutos, informa Gene Trudeau, estaban trabajando duro. Habían venido a reemplazar el viejo y oxidado techo de metal de los Trudeau con tejas nuevas de plástico.
Tenían que reemplazar bastantes tejas. La mayoría de ellas sobre la oficina de Gene y su esposa Carol, el sitio donde ellos trabajan en traducción, escriben lecciones bíblicas, imprimen y laminan materiales. El nuevo techo de plástico es de un verde brillante; se ordenó así con la esperanza de que se confundiera con la selva circundante. (El nuevo verde chillón, comenta Gene, resultó un poco menos parecido a la selva de lo que ellos esperaban, pero es verde al menos).
Como preparación para el proyecto, los hombres manobos colocaron en el sitio un andamio de madera; ellos también están sellando los espacios bajo las ondulaciones para evitar que se cuelen ratas, serpientes y otros invasores indeseados.
Instalar nuevos paneles solares para eficiencia y economía fue una parte importante del plan de renovación. “Estamos muy felices porque ahora tenemos abundancia de corriente eléctrica para hacer funcionar nuestra computadora, las luces y otros equipos, sin tener que encender durante horas nuestro generador cada día”, explica Gene.
Además de la bendición del nuevo techo, los voluntarios de Nueva Zelanda también sacaron tiempo para ampliar el área de la oficina, a fin de guardar suministros para la misma, y también realizaron unas difíciles tareas reemplazando pisos.
“Fue una gran bendición tenerles a ellos”, comenta Gene. “Si no fuera por compañeros creyentes como ustedes, que oran, ayudan con donativos y vienen a hacer reparaciones muy necesarias… nosotros no podríamos seguir aquí proveyendo materiales para los creyentes manobos”.
Dios usa los rostros, las manos y los pies de Su pueblo para llevar a cabo Su obra. ¿Cuán poderosamente te está usando Él a ti?