Los gallos de los vecinos son el nuevo reloj despertador de Lindsey Burrows. Como las ventanas no tienen vidrios, y el ruidoso llamado a la oración llega aproximadamente al mismo tiempo, ella decide que es mejor levantarse a esa hora.
Tratar de aprender esta nueva lengua del Pacífico Asiático tiene sus desafíos. Ella pensó pedir permiso para tomar una foto del gallo, pero obtuvo una con él.
Su nueva casa la decepcionó un tanto, pero decidió no desesperarse, esperando que una buena noche de descanso y la luz de la mañana presentarían un panorama más esperanzador. Con un poco de reorganización y decoración está segura que le encantará.
A Lindsey le han dicho que hay dos cosas sin las que no puede vivir: un casco para motocicleta y un teléfono celular. Los instructores de idioma la ayudarán a ocuparse de eso, junto con otras cosas que necesitará comprar.
Hay un sentimiento de vulnerabilidad con cosas sencillas como el funcionamiento del agua caliente. Ella no está segura qué debe hacer en caso de un incendio. Si eso parece simple, ¿qué tal de la papaya en el refrigerador?, ella no tiene idea de cómo cortarla. El misterioso choque cuando trata de cambiar una bombilla, y esa pila de polvo en la base de la ventana la desconciertan. Sería bueno que aprenda dónde vive en relación con el pueblo entero. Por eso el teléfono es absolutamente necesario; ella podría textear para hacer algunas de estas preguntas.
Los vecinos han sido la provisión divina de ayuda, una fuente de ánimo, entretenimiento y plátano frito. Ellos la han llevado a excursiones, estudios bíblicos y reuniones de la iglesia.
Ella tiene que acostumbrarse al sistema de agua del barril subterráneo. Una bomba envía el agua al interior de la casa. Como la casa está ubicada sobre una losa de concreto, es difícil reparar escapes, por eso se instaló un interruptor. Para bañarse, lavar ropa, descargar el retrete y lavar loza es necesario recordar que hay dos interruptores.
Cuando las vacas cooperan, la leche es inesperadamente abundante, y es entregada en la puerta mientras Lindsey da gracias por la abundante producción. Es placentero dormir en las noches con temperaturas de 240 mientras toma una frazada de más.
“Me gustaría que ustedes pudieran estar aquí, solamente por cinco minutos (o más si prefieren), para experimentar la vida de este lugar por un momento. El calor y la humedad, pero también la gloriosa brisa fresca que traen los aguaceros. Parece que la vida se lentifica cuando la gente se mete en las casas. El susurro de los pollos, los vecinos riendo en sus casas, el sonido de la lluvia en las tejas metálicas del porche, el viento en los árboles, la bruma que aparece repentinamente porque hay mucha humedad en todas partes, los chicos corriendo en la calle, los adultos deambulando con sus paraguas”.
Su tiempo lo ha pasado conociendo a la gente del vecindario mientras se sienta en su porche a ver pasar la vida, y ha entablado nuevas amistades mientras aprende a orientarse en el pueblo; lo siguiente será dedicarse al aprendizaje formal del idioma. Ora por Lindsey mientras continúa su jornada para compartir el Evangelio con los que nunca lo han oído.