La capacitación y la enseñanza entre los palawanos adoptan muchos escenarios creativos y modos de transporte.
El programa de alfabetización de Elise Long brinda oportunidades, no sólo para enseñar a la gente palawana de Brooke’s Point sino para enseñar a misioneros aprendices que “mostraron pasión y entusiasmo para entregar la ‘llave de la despensa’ a personas espiritualmente sedientas”, durante su capacitación en Inglaterra.
Muy diferente a esa capacitación inglesa, aquí los gallos son la alarma para encender la fogata de carbón. Los chicos estarán despiertos, bombeando y cargando agua para las casas y la pequeña escuela de primaria. La ceremonia de la bandera es brillante y se realiza temprano durante la semana.
Después, seis de estos jóvenes juntan todo lo que necesitan el sábado para salir corriendo en las carretas tiradas por búfalos de agua, a fin de enseñar en el mercado. El domingo es un escenario de imágenes vívidas colgadas en una casa de reuniones donde se realizan dramas, muchos participan, así que es “seguro que enseñaremos la Palabra exactamente en la forma que llegará al corazón de los palawanos”.
“Da gozo ver reflejado el entendimiento en los rostros de jóvenes y viejos mientras escuchan la Biblia enseñada en su propio idioma. A lo largo de cada historia de la Biblia, ellos ven cómo los nombres de aquellos que confiaron en Dios son transferidos de la pequeña carreta tirada por un pequeño carabao de madera negro, colgado del techo, a la carreta tirada por el carabao blanco, significando que ellos han sido trasladados del reino de las tinieblas al reino de la luz porque creyeron la promesa de Dios de enviar al Salvador”, informa Elise.
Ya sea viajando en motocicletas o en carabaos reales, la expedición llega a otra aldea para que ellos también puedan recibir la enseñanza de la Palabra de Dios de labios de un grupo de creyentes palawanos cuyos corazones han sido cambiados por el mensaje del Evangelio.
En otra aldea, Dave y Julie Ward están llevando a cabo la primera etapa de la enseñanza bíblica en su sala. El ventilador funciona en medio del aire cálido, húmedo y pegajoso de la tarde mientras ellos buscan sentarse cerca.
Julie sentía que era la única preocupada por todas las interrupciones, “una pareja de ancianos del otro lado del río, y que no vemos con mucha frecuencia, apareció en nuestro porche para visitar. ¿Qué íbamos a hacer? Les dimos café y panecillos, nos excusamos y seguimos adelante con la lección. Luego, viendo a los ancianos en el porche con café y panes, otros vecinos decidieron visitar también. Un hombre quiso meter su cabeza en la ventana y sonreírnos mientras algunos niños estaban subiéndose para mirar por encima de la mitad inferior de nuestra puerta. Todos estaban conversando ruidosamente, como si estuvieran compitiendo con la voz de Dave, ¡y a veces la ahogaban! No queriendo perderse la diversión, un gallo y sus tres ‘esposas’ llegaron bamboleándose y decidieron participar empezando su propia reunión, cacareando y cloqueando justo afuera de la ventana…”.
Ya sea que se trate de una caminata de 20 minutos río abajo para pasar la noche en una pequeña casa que él construyó para enseñar una lección, o el gentío que se reúne en el porche o el aula de clases, ellos saben que “es imposible que hagamos este trabajo solos, y aunque ya hemos dicho esto muchas veces, seguiremos diciendo que realmente apreciamos sus oraciones y su apoyo”.