Abigail Snyder está lista para partir con los boletos en la mano. Ella piensa enseñar en Tanzania, en un colegio donde los misioneros envían a sus hijos desde varios países.
Ella tiene dos bolsas de lona muy grandes para llenarlas con las cosas necesarias, incluyendo un mosquitero.
Ella explica: “De acuerdo con mi búsqueda en la internet, los hipopótamos, las mambas negras y los zancudos son los tres ‘depredadores’ letales de Tanzania. Esto no me asusta mucho, aunque estoy muy agradecida con el mosquitero que me regalaron para mi hamaca en Navidad”.
Ya le fue concedido un permiso de trabajo. La licencia para enseñar y el visado de residencia aún están en proceso.
Ella está deseosa de aprender la lengua kiswahili a fin de poder fomentar buenas amistades en la comunidad de los alrededores. Ella va a tomar en arrendamiento una casa pequeña en la propiedad de otra familia misionera.
A medida que Dios provee todo lo necesario para dar cada pequeño paso, Abby agradece a todos los que la han rodeado, dando, orando y ayudando. Otros misioneros han desempeñado una labor crítica encargándose de los detalles administrativos.
Su deseo es decir con Juan Bunyan: “Yo le he dado a Él mi fe, y juro mi lealtad a Él; ¿cómo, pues, podría retroceder ante esto y no ser colgado como un traidor?”.
Oremos por Abby mientras parte para servir a los hijos de los misioneros.