Bart y Emily Allen necesitaban construir una casa en una aldea amdu. A veces sonaba como si fuera un proyecto arrollador.
Pero Dios estaba listo a suplir sus necesidades en maneras extraordinarias.
Poco después de regresar del nacimiento de su cuarto hijo en Australia, Bart y Emily se metieron de lleno en el proyecto de construir la casa.
Primero, Bart voló al sitio de la futura casa y empezó la tarea de reunir la madera.
Desde el comienzo se hizo evidente que iba a necesitar mucha ayuda; se requeriría de trabajo manual y especializado.
Además, había muchos materiales de construcción que tendrían que ser llevados en avión; con los correspondientes gastos significativos de transporte.
Los coobreros se hicieron presentes para ayudar. Algunos amigos vinieron en avión y contribuyeron con varios tipos de destrezas.
Bart y Emily calcularon que iban a enfrentar algunos desafíos para contratar hombres amdus para que ayudaran a transportar madera desde la selva hasta el sitio de la casa. Oraron fervientemente pidiéndole a Dios que supliera esta necesidad.
Y Él lo hizo.
Emily informa: “Muy temprano en la mañana del Domingo de Resurrección, Bart escuchó alaridos provenientes de la pista aérea. ¡Pronto apareció un grupo numeroso de hombres amdus cargando todos los postes y los 2 x 3 que habían sido apilados en la selva!”.
Dios tenía otro proyecto en mente para los hombres amdus. Había una piedra gigantesca en el sitio de la casa que debía ser movida. El grupo de hombres, después de terminar con la madera, se puso a trabajar para quitar la piedra, para lo cual hicieron un hoyo enorme y luego la hicieron rodar allí.
Bart y Emily quedaron pasmados al ver la mano de Dios obrando. Allí, en medio de la selva, una piedra grande estaba siendo removida el Domingo de Resurrección. “Y otra cosa interesante es que el nombre para piedra en el idioma amdu se pronuncia: tomb [‘tumba’ en español]”, añade Emily.
Bart y Emily están alabando a Dios por la emoción que Él ha puesto en el corazón de la gente amdu para ayudar con el proyecto de construcción.
Ellos están agradecidos porque Él ha provisto coobreros y amigos para que contribuyan con sus destrezas y ánimo en las diferentes etapas del proceso de construcción.
Ellos están llenos de gratitud hacia Dios por proveer todos los fondos necesarios para llevar en avión los suministros de construcción y sus pertenencias hasta la tribu.
“Lo que pensábamos que era enorme y posiblemente inalcanzable… Dios lo ha provisto”, comenta Emily, “estamos profundamente agradecidos”.
El piso y las paredes de madera contrachapada fueron terminados, y el techo acaba de ser completado en esta semana. Pero esta casa en la tribu amdu para Bart y Emily y sus hijos no es un fin en sí misma.
Es un paso importante hacia algo mucho más glorioso —la edificación del reino de Dios mediante el cumplimiento de la tarea de alcanzar personas perdidas y sin esperanza con las buenas nuevas transformadoras de Cristo.
Bart y Emily están firmemente enfocados en esa meta. Emily comenta: “¡Cómo ansiamos que llegue el día cuando podamos compartir el mensaje de la salvación de Dios con la gente amdu!”.