Jamie y Char Hunt están agradecidos con los “sensacionales hermanos que los enviaron”. Estos esposos están muy conscientes de que sería imposible traducir la Biblia, plantar iglesias tribales, o simplemente vivir entre los no alcanzados sin el respaldo de muchos hermanos en diferentes áreas. Los Hunt están agradecidos con aquellos a quienes Dios les ha dado la carga de participar en el grupo de personas que les envían, desde California hasta Connecticut.
Ellos explican que la labor de alcanzar a los no alcanzados tiene una feroz oposición, con “Satanás como capitán y principal aliado”. Jamie y Char están comprometidos a ver terminado el trabajo con el respaldo de los hermanos que los enviaron.
Un día, hace varios años, los hermanos de una “iglesia milagrosa” de New Jersey los llamaron y se presentaron a sí mismos como nuevos miembros de su equipo de personas que les apoyan en el ministerio.
Había familias que habían decidido participar en su equipo para poder enseñarles a sus propios hijos cómo dar con un fin específico. Estas personas los han respaldado en oración y financieramente a fin de poder tener una relación personal como familias que colaboran en diferentes áreas del mismo trabajo.
Dios ha usado estas situaciones para animar a Jamie y Char a no desmayar, y ellos dicen que lo mejor de este equipo es que no hay que pasar pruebas de admisión y que las recompensas son eternas.
Los Hunt nos animan a ser como Pablo cuando dice: “Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él. ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible” (1 Corintios 9:23-25).