Los creyentes malaumandas están experimentando los dolores propios del crecimiento. Muchos son bebés espirituales y están pasando por los altibajos del crecimiento en el Señor.
Uno de los maestros bíblicos que iba a participar en un esfuerzo de evangelización grande tuvo una disputa acalorada con uno de sus hermanos. La discusión aumentó a tal punto que tomaron palos, ollas y machetes para herirse. Afortunadamente ninguno resultó herido en la pelea; pero unas horas después, el Espíritu Santo convenció al maestro bíblico de su error.
“Desde entonces hemos visto verdadero arrepentimiento y restauración en estos dos hombres”, informó el misionero Eric Hedeen.
Otro maestro bíblico tenía grandes problemas personales y conyugales que lo descalificaban para el ministerio. Los misioneros han estado aconsejándolo y últimamente han visto cierta suavidad en sus reacciones. Su matrimonio aún necesita trabajo pero Dios está empezando a obrar en su corazón.
Uno tras otro, los creyentes malaumandas están experimentando los dolores causados por las lecciones espirituales, pero la iglesia está saliendo a flote poco a poco.
“Para mí”, informó Eric, “la mejor manera de describir la etapa del proceso de plantación de iglesias en que nos encontramos es comparándola con conducir un auto en el tráfico de una ciudad populosa. La señal al lado de la carretera puede decir 100 km por hora, pero con toda seguridad ésa no es la velocidad a la que estamos viajando. A veces uno empieza a aumentar la velocidad y cree que realmente va a lograr un avance significativo. Y luego ve las luces de los frenos de los demás y tiene que frenar de nuevo. Esa no es la experiencia más placentera de conducir un auto, pero si uno mantiene los ojos en la carretera y ejerce una gran dosis de paciencia, puede llegar al final del viaje.
“Ciertamente necesitamos mucha oración y gracia a medida que sorteamos la ‘carretera’ que ha sido puesta delante de nosotros. Yo no diría que sufro con frecuencia de ‘furia al volante’, pero la frustración de estos arranques y paradas es real, y puede desgastar nuestra determinación de continuar. El hecho de saber que hay personas que nos están apoyando en oración es algo muy alentador para nosotros durante estos tiempos”.
Oren por Eric y sus coobreros, los Hutteman, mientras ministran a la gente malaumanda.