Todos los lunes, los maestros bíblicos dinangats se reúnen para tener comunión y animarse unos a otros. Tres maestros deben caminar desde una aldea distante para asistir a estas reuniones. Cada semana en estas reuniones, informa el misionero Gary Smith, se ofrecen alabanzas a Dios por la seguridad en los viajes de todos los que asisten.
En esta semana hay un motivo adicional para alabar.
El lunes pasado, tres maestros bíblicos (Areke y dos amigos suyos) se estaban acercando a su aldea en su caminata de regreso a casa. El camino estaba oscuro y sólo tenían una linterna pequeña para todos.
Areke se resbaló sobre una roca húmeda en la oscuridad y el cuchillo pequeño que cargaba en su mochila hirió su costado. Sus dos amigos rasgaron su camisa y cubrieron la herida; luego lucharon por ayudar a Areke a recorrer la distancia que faltaba del empinado ascenso de la montaña hasta su aldea.
Al llegar a la casa en la aldea, una mirada más cuidadosa mostró que la herida era grave. El cuchillo había hecho una herida profunda y Areke había perdido mucha sangre; ellos enviaron a pedir ayuda médica.
Al día siguiente, un médico caminó hasta la aldea para suturar la herida de Areke. Él también compartió con Areke una observación interesante.
El médico le dijo a Areke que sus costillas habían salvado su vida al cambiar la dirección de la hoja del cuchillo. Él está muy agradecido con Dios por Su protección y porque su herida fue suturada y está sanando muy bien.
Pero Areke dice que él también está agradecido por algo más. Está agradecido por la oportunidad de sufrir por Jesús. Gary informa: “Areke dice que su deseo es ser como Cristo, por eso está feliz de haber sido herido en el costado como nuestro Señor”.