“¿Hay esperanza para mí?” le preguntó Elvio al misionero Don Flower.
“¿Tengo esperanza de hallar paz de mi pasado? ¿Puede un homicida ser perdonado? Mira mis cicatrices; yo peleé con mi padrastro y él me apuñaló, luego yo tomé el cuchillo y se lo hundí en el hombro. ¿Ves esta cicatriz en mi nariz? Es de una pelea…. Yo he pasado tiempo en prisión. Mi vida ha estado caracterizada por peleas y alborotos. ¿Hay paz o esperanza para alguien como yo?”.
Luego Elvio comenzó a escuchar a los misioneros enseñar las lecciones bíblicas de Fundamentos Firmes. Él dijo de él y de su esposa: “Nosotros oíamos atentamente cada lección bíblica y la llevábamos a casa para poder leerla varias veces. Queríamos entender de Dios”.
Pero no fue fácil para ellos escuchar las lecciones. “En dos ocasiones Elvio llegó a la clase bíblica con sus ojos inflamados, casi cerrados por picaduras de abejas”, informó Don. “Después llegó a la clase con un ojo inflamado y cerrado, y nos contó esta historia: ‘Miria estaba pescando mientras yo me estaba bañando y ella gritó: “¡Cuidado!”, en tanto que arrojaba un pescado dentro’. Él se volteó y justo en ese momeno el bagre se sacudió en su cara y lo punzó en el párpado con su aleta; él la sacó de un tirón. Elvio tenía mucho dolor pero dijo: ‘No importa qué suceda, no quiero perder una lección’”.
Cuando las lecciones concluyeron con el Evangelio, Elvio y Miria depositaron su fe en Cristo; finalmente Elvio había hallado la paz que buscaba.
Ahora él y Miria continúan madurando en su conocimiento y entendimiento de Dios y están enseñando a su propia gente las lecciones bíblicas.