A veces la ayuda en el ámbito físico abre las puertas para poder suplir las necesidades eternas de los corazones.
Stephen y Ginger Jordan escriben que un niño agutaynen resultó herido recientemente y su madre acudió al equipo misionero para pedir ayuda con los costos del tratamiento médico.
“No sabíamos cuál era la magnitud de las heridas o cuánto podría costar su atención”, informa Ginger, “pero nuestro equipo ayudó con gusto”.
Y aunque la madre estaba muy agradecida por la ayuda financiera de los misioneros, realmente lo que hizo el Espíritu de Dios a continuación fue lo que abrió la puerta de par en par para que Él obrara a través de las heridas de este chico.
A medida que la madre iba pasando por la aldea y pedía insistentemente que la ayudaran económicamente, uno de los creyentes agutáynenes se enteró de la necesidad y se acercó a ella y le ofreció una pequeña suma de dinero para ayudarla con los costos médicos.
Aunque el regalo no era grande, el sacrificio que representaba conmovió el corazón de la madre y no pudo contener las lágrimas. El hecho de que este creyente mostrara tanto amor al compartir con ella, cuando ella sabía que no había nada de sobra en esta casa, la conmovió profundamente.
“Cuando ella y su hijo regresaron a la aldea después de haber sido dado de alta del hospital, nos preguntó que si podíamos tener un estudio bíblico en su casa”, comenta Ginger. “Ella dijo que quería tener todo lo que tiene un creyente”.
Los Jordan alaban a Dios por usar este regalo sacrificial de uno de Sus hijos para suavizar el corazón de la madre y prepararla para desear oír la verdad del Evangelio; Stephen ya empezó un estudio bíblico en el hogar de ellos.
Oren por la bendición de Dios sobre este estudio bíblico, y oren por esta mujer y su hijo, quienes ya están oyendo la Palabra de Dios en su propia casa. Oren para que Dios obre en los corazones y los abra a Su ministerio mayor de sanación espiritual por medio del amor mostrado por los creyentes.