Su nuevo hogar está siendo construido en una aldea hewa.
Y John y Jessi George y su familia están emocionados ante la idea de unirse al ministerio con la gente hewa.
Van a ser compañeros de la familia Kopf, los cuales ya están viviendo en la tribu hewa y han estado trabajando allí por una década.
“¿Hay creyentes entre los hewas? Sí. ¿Se reúnen regularmente algunos de ellos como iglesia cada semana? Sí. Entonces, ¿cuál sería el motivo para unirnos a esta obra?” pregunta John.
Él dice que la respuesta abreviada es que Dios ha llamado a la familia George a unirse al equipo que tiene el propósito de hacer discípulos de los convertidos hewas.
Y John dice que su decisión tiene más ángulos. “Entre más conocemos a la gente hewa y su manera de vivir, nos resulta más claro que dentro de su propio grupo lingüístico existen muchos y diferentes dialectos del hewa, algunos de los cuales ni siquiera pueden comunicarse bien entre sí”.
John explica que aunque ya han sido traducidas algunas porciones de la Biblia en uno de los dialectos del hewa, no serán útiles en otros grupos dialectales porque no las pueden entender.
John y Jessi George han sentido en sus corazones una carga especial y creciente por estos otros hewas. “Por eso ahora”, informa John, “estamos en el proceso de construir nuestra casa en la tribu”.
Este proceso es intensivo y exigente.
“Nuestra meta era cortar tantas tablas para la casa selvática como fuera posible. Yo estaba muy optimista al respecto… Sin embargo, no tomó mucho tiempo para que la rigurosidad del terreno montañoso me hiciera disminuir un poco mis expectativas. Parecía que teníamos una complicación detrás de otra… como los árboles cayendo en el costado de la montaña y no en el lugar esperado, y también una motosierra averiada. Es muy complicado cuando no existe un almacén como Home Depot en centenares de kilómetros a la redonda”, comparte John.
A pesar de todos los obstáculos, los hombres lograron adelantar el trabajo y pudieron producir muchos postes para la casa, vigas para el piso, listones y travesaños para el techo.
¿Cómo lo hicieron? John dice que la respuesta es muy clara para él:
“Resulta fácil ver que nunca estuvimos sin la ayuda y la protección de Dios. El hecho de tener que cargar motosierras, hachas y otros instrumentos cortantes a través de troncos que hacen las veces de puentes sobre ríos torrentosos nos hace ver cuán dependientes somos en realidad”, comenta John.
Al final, casi toda la madera que se necesitaba fue producida, el pozo séptico fue cavado, el terreno de la casa fue limpiado de cepas y raíces y se hicieron algunos hoyos para los postes de la casa. John se siente agradecido con este grupo de ayudantes y con muchos hombres y mujeres hewas que ayudaron de buena gana con el trabajo.
En el próximo viaje que John haga a la aldea, espera trabajar en la armazón de la casa, poner un techo de hojalata y grapar lonas en los lados. Después que la familia George se instale, el trabajo continuará con el revestimiento con tablas de las paredes exteriores.
“Mientras tanto”, informa John, de buena gana llamaremos ‘hogar’ a nuestra vivienda de lona”.
Como Dios ha inclinado el corazón de la familia George hacia los hewas, Él está haciendo de esta casa en la aldea hewa su hogar.
Oren por la familia de John y Jessi y otras familias misioneras que invertirán sus vidas en este ministerio con la gente hewa. Oren para que Dios prepare los corazones de los hewas y los abra para recibir Su Palabra con alegría.