Tiffany Lanier hizo una triste caminata hasta el río.
Cuando llegó, se enteró de que el anciano Thomas ya había muerto. Lamentablemente, él tuvo que luchar durante un tiempo con cáncer y ceguera.
Cuando se sentó junto al cuerpo del muerto, una creyente de una tribu vecina y otras mujeres, le dieron a Tiffany un recuento muy conmovedor de los últimos momentos del anciano sobre la tierra.
“Él exhortó a la gente”, informa Tiffany. “Él dijo: ‘Ahora ustedes tienen la Palabra de Dios. ¡Aférrense a ella!’”.
Y luego, comenta Tiffany, el anciano pasó de esta vida a la presencia de Su amante Salvador, Jesús.
Ella dice que aunque Thomas era de otra tribu, tenía lazos familiares con la gente tanguat, con quienes viven Tiffany, su esposo y sus hijos, y cuya lengua y cultura están aprendiendo.
“Había muchos creyentes tanguats reunidos alrededor… Qué tremendo testimonio para ellos mientras estaban allí, y en lugar de ver desesperación, llanto, lamentos… vieron personas que, aunque estaban tristes de ver partir a Thomas, tenían esperanza en sus ojos y risa y gozo en sus palabras”.
“Ahora” continúa Tiffany, “a medida que la gente tanguat se está acercando más y más al momento de escuchar las buenas nuevas en su propio idioma, también son exhortados por las palabras de Thomas”.
Ella dice que Thomas los ha animado anticipadamente para que cuando reciban la Palabra de Dios en idioma tanguat, se aferren a ella.
Ella comparte unas palabras del misionero Bill Housley, quien conocía bien a Thomas:
“Finalmente Thomas a partido al encuentro de Aquel que lo ama tanto y que planeó su salvación desde la eternidad pasada. Thomas ahora entiende la gracia de Dios en forma completa —ahora la ve en su plenitud. Thomas escuchó el Evangelio y creyó su mensaje sencillo y fue asombrosa y eternamente arrebatado de las garras de Satanás y recibió vida eterna en Jesucristo”.
Poco después de regresar caminando a su casa, Tim y Tiffany Lanier estuvieron esperando, en su pequeña pista aérea de la selva, la llegada de unos consultores de idioma. Y Tiffany comparte que este encuentro en el lecho de muerte de Thomas fue un feliz y maravilloso recordatorio para ella de por qué ellos están allí, compartiendo su vida y su corazón con la gente tanguat.
Oren por la familia Lanier mientras estudian el idioma tanguat y mientras viven con y aman a la gente de esta tribu. Oren para que Dios continúe preparando los corazones tanguats para recibir la Palabra de Dios, a fin de que el temor y la desesperanza que tan frecuentemente acompañan la muerte sean reemplazados con la esperanza y el gozo del Evangelio de Cristo.