Dios está transformando las vidas de los hombres y las mujeres hewas por medio de Su Palabra.
“El pueblo hewa creía tradicionalmente que la enfermedad y la muerte eran causados por un espíritu malo dentro de alguien, el cual devoraba el espíritu de otros”, informa el misionero David Pierce. “Cuando alguien moría, la gente determinaba quién de ellos tenía el espíritu malo y mataban a esa persona”.
Pero David dice que Dios está transformando las vidas de los hombres y las mujeres hewas por medio de Su Palabra.
A pesar de que hasta hace poco la mayoría de las personas de esta etnia ha seguido las costumbres de sus antepasados, David comparte que había unos pocos hombres que eran la excepción. Estos hombres habían oído el Evangelio cuando eran adolescentes y no seguían de forma constante las costumbres tradicionales de los hewas.
La enseñanza bíblica ha cambiado de manera radical su forma de ver muchos asuntos culturales. “Ellos entendieron que la enfermedad y la muerte fueron causados por el pecado —empezando en el huerto de Edén”, explica David.
David cuenta de uno de estos hombres, el cual enseña la Biblia todas las noches en su casa, una casa que él construyó en el valle, donde las creencias tradicionales hewas decían que habitaban los espíritus malos. Este hombre construyó deliberadamente su casa con aberturas para que entrara la luz —aberturas que siempre habían sido estrictamente prohibidas por la tradición cultural de los hewas, la cual decía que cualquier abertura era una oportunidad para que se colaran los espíritus malignos en la casa.
Pero, comenta David, este hombre vive la realidad de ser libre de la esclavitud de esos viejos temores. “Él es verdaderamente una nueva criatura y es libre del temor que dominaba su vida”.
David y su esposa Michelle están profundamente animados por oír testimonios de personas que han sido transformadas por el Evangelio de Cristo. “No por la influencia occidental ni por la educación ni por ninguna otra cosa”, dice David. “Se trata simplemente de que Dios está usando Su Palabra”.
El papel de David en las comunicaciones ayuda a los misioneros en la presentación del Evangelio. Él dice que pone “recursos en las manos de ellos para ayudarles a representar la maravillosa obra de Dios”. Su preparación en fotografía, video y computadoras les ayuda a cumplir esta tarea.
Y él dice que en su mente siempre está presente la realidad fundamental de que el Evangelio es ese poder que convierte a las personas en nuevas criaturas; criaturas de la gracia redentora de Dios que pueden repetir sinceramente con 2 Corintios 5:17: “…las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
“Es por eso que entreno misioneros”, informa David, “para ver que Dios cambia vidas”.
Oren por David y Michelle Pierce mientras apoyan y ayudan misioneros en Papúa Nueva Guinea. Oren para que Dios ayude a los misioneros a presentar claramente el Evangelio con el fin de que las vidas de los hewas sean transformadas y libradas del temor, y Dios sea glorificado.