El misionero Bryan Moritz nos da un vistazo de los primeros seis meses de su familia en Papúa Nueva Guinea.
Bryan Moritz dice que es difícil creer que ya han pasado seis meses desde que él y su esposa, Shara, y sus hijos llegaron a un país, una cultura y un idioma nuevos.
“La vida aquí siempre es interesante”, comenta Bryan. Esto es particularmente cierto durante los tiempos de actividad electoral. Él informa que actualmente circulan “camiones abarrotados de personas que van cantando y están vestidas como para llamar la atención sobre el candidato de su elección. Esto es frecuente en gran parte del día e incluso en la noche, en la carretera principal frente a nuestra casa”.
“Además de estos desfiles de candidatos”, comenta Bryan, “se hacen fiestas. Tienen fiestas ruidosas y cantan durante toda la noche”.
Éstas son apenas algunas de las muchas costumbres nuevas que Bryan y Shara y sus hijos están experimentando.
También está el impacto de los precios aquí. Bryan dice que actualmente un galón de gasolina o diesel cuesta $7-8 dólares, y un frasco de crema de avellana y cacao de marca Nutella cuesta $16 dólares. “Es innecesario decir”, comenta él, “que nosotros no compramos Nutella con mucha frecuencia”.
Aunque Bryan todavía habla a diario con los trabajadores del sitio, ha tenido que hacer un alto en sus estudios oficiales del idioma por un tiempo. Mientras un número de misioneros se ha marchado en este verano, él ha tenido que tomar un curso intensivo de construcción y mantenimiento.
“Me sentí un poco abrumado, pero mi vida de oración se ha incrementado ya que le pido sabiduría al Señor a lo largo del día. …Estas son algunas de las cosas que yo hago: dirijo a los trabajadores, reviso la computadora para ver si hay trabajos pendientes, inspecciono los generadores grandes que trabajan con diesel, reparo los sistemas de agua caliente que operan con energía solar, reparo fugas en la tubería, hago pedidos de combustible diesel, hago viajes al pueblo para hacer compras, pinto, construyo, aseo y organizo el taller”.
Bryan y Shara han sido bendecidos con las visitas de misioneros tribales que pasan por el centro misionero. Bryan informa: “Ha sido grato codearnos con ellos ya que esto nos recuerda por qué estamos aquí. Estamos trabajando en este ministerio de apoyo para que los otros misioneros puedan alcanzar las tribus con el Evangelio de Jesucristo y discipular a los que crean”.
Bryan y Shara tienen la ilusión de poder visitar algunos de estos sitios tribales en los meses futuros.
Bryan dice que estos meses de adaptación han sido enriquecidos con el ánimo de los compañeros misioneros. Y lo que es aún más importante, él ha sentido el ánimo de Dios. “Yo estuve leyendo en los Salmos esta mañana y fui alentado una vez más con el pensamiento de cuán grande es nuestro Dios y que Él tiene el dominio; puedo permanecer firme en Él”.
Oren por Bryan y Shara Moritz mientras continúan fomentando amistades y creciendo en su entendimiento de la cultura y el idioma. Oren para que Dios proteja esta familia y los anime en Su fidelidad mientras le sirven en Papúa Nueva Guinea.