Dos damas mengens decidieron asistir a las reuniones de los creyentes el domingo de Resurrección y crearon un alboroto en toda la aldea.
Afortunadamente se derramó muy poca sangre y sólo fueron destruidas unas pocas casas, pero por un breve tiempo el ambiente estuvo tenso.
Normalmente estas dos damas, Kona y Trin-day, asisten a los servicios de un grupo religioso junto con sus familiares no salvos. Sus cónyuges les habían prohibido que asistieran a las reuniones de la iglesia mengen, de modo que cuando estas dos mujeres se impusieron y asistieron a los servicios del domingo de Resurrección, muchas personas de la aldea se enojaron.
Los dos esposos habían estado bebiendo en una parranda y no tenían lucidez. Ellos culparon a los creyentes y amenazaron a muchos de ellos causando cierta preocupación.
“Ha sido verdaderamente animante escuchar acerca de las reacciones de los creyentes mengens durante este tiempo”, informó la misionera Rebecca Preheim. “El jueves en la noche, se reunieron todos para tener un tiempo de canto y testimonios. Me parece que fue una de las pocas veces en que casi toda la aldea ha estado reunida, incluso personas que no habían estado por allí en años. Muchos de los creyentes compartieron testimonios espontáneos, lo cual no es común en ellos, así que fue magnífico ver su valentía mientras exaltaban el nombre de Dios enfrente de todos”.
Al día siguiente llegaron los primeros ejemplares del libro de Hechos en el idioma mengen y la gente se sentó a leer los libros en pequeños grupos o a solas.
“Qué tiempo tan especial para ellos, teniendo la Palabra de Dios en su propio idioma y leyendo acerca de la persecución de la iglesia primitiva, mientras experimentan cierta persecución de su propia gente”, informó Rebecca.
Oremos por los creyentes mengens. Oremos también por las dos damas que desean asistir a la iglesia.