Después de un saludable año sabático, Wayne y Gail Chen están muy emocionados y deseosos de regresar a su vida selvática entre la gente biem de Papúa Nueva Guinea. Ellos piensan reasumir su trabajo ministerial en junio.
Gail ya presiente el gozo que va a sentir al discipular a las hermanas biem que ella confía que van a venir a Cristo. Sus hijas también están entusiasmadas, y “comenzarían a hacer las maletas ya, si pudieran”, informa Wayne.
Wayne mismo está anhelando que llegue el momento, dentro de pocos meses, de presentar por primera vez el Evangelio a la gente biem en su propio idioma. “Nosotros hemos pasado tres años viviendo con la gente biem, aprendiendo su cultura y su idioma, curando sus heridas, llorando con ellos en los funerales y simplemente compartiendo su vida. Nuestra mayor carga de oración es que, a través de todas estas experiencias compartidas, hayamos adquirido suficiente confianza y credibilidad de parte de nuestros amigos biem para desafiar su cosmovisión y sus creencias animistas y para presentarles la historia revelada por Dios”.
Otra gran empresa que debemos acometer es comenzar a traducir la Biblia al idioma biem “para que puedan leer la Palabra de Dios por sí mismos”, comenta Wayne. “Nosotros no podemos simplemente pararnos y decirles ‘Jesús les ama’. ¿Quién es Jesús? ¿Quién creó el mundo? ¿Quién puso esta isla en medio del océano? ¿Quién hace que crezcan los productos de sus huertos? ¿De dónde vinieron las enfermedades y la muerte? ¿A dónde fueron sus antepasados cuando murieron?”.
Éstas son preguntas apremiantes para la gente biem, preguntas que la Palabra de Dios contestará. En este verano [junio-septiembre], Wayne va a presentar la historia de la salvación de Dios en la serie de lecciones bíblicas de Fundamentos Firmes. Y él mira desde ya este momento de la enseñanza con gozo y gran confianza en la ayuda de Dios.
Wayne recuerda con cariño una noche de su tiempo pasado en la aldea biem. Él estaba trabajando con su amigo y asistente de idioma biem, Aklu. Ellos estaban trabajando en el relato bíblico de Noé y el diluvio.
Wayne se preparó para compartir con Aklu que Dios decidió castigar y destruir a la humanidad por medio de un gran diluvio porque todas las personas habían pecado y le habían dado la espalda y “todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. Wayne se preguntaba cómo reaccionaría Aklu; él podía imaginar algo así como “¡esto no es justo, Dios no puede hacer algo así!”.
Pero cuando Wayne terminó de explicarle el pasaje a Aklu, su reacción fue muy diferente. Él se quedó en silencio por un minuto y luego respondió: “Todos nosotros somos así. Todos los habitantes de la isla son como las personas del tiempo de Noé; todos están haciendo el mal y nadie es bueno”.
Wayne comparte que cuando él evoca ese encuentro y cómo Aklu respondió, recuerda que “Dios no necesita que lo defiendan; Él no necesita un publicista que maquille Su carácter”. La memoria también le hace anhelar ver a Wayne lo que el Espíritu de Dios hará cuando el mensaje del Evangelio sea presentado a la gente biem dentro de pocos meses.
“¿Quieres comenzar a orar por la gente biem?” pregunta Wayne. “Este mensaje maravilloso será proclamado en esta isla pronto. Por favor, oren para que los corazones sean abiertos y desafiados, y que muchos confíen en Jesús como Salvador y Señor”.