El equipo de misioneros a los siares está enseñando fielmente a los nuevos creyentes acerca de su lugar en el cuerpo de Cristo.
Actualmente ellos están enseñando las lecciones bíblicas de Fundamentos Firmes sobre Romanos y un creyente ha sido profundamente cambiado. Él había escuchado la enseñanza desde el comienzo y cuando se presentó la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, felizmente confió en Él.
Pero él no se apartó de los antiguos ritos religiosos; continuó dichas prácticas. También, él luchó con la ira durante años y causó muchas situaciones dolorosas debido a su temperamento explosivo. Él siempre encontraba una razón para justificar su ira, pero cuando oyó la enseñanza de Romanos 7 respecto a nuestra libertad de la Ley, fue convencido.
La Palabra de Dios en Romanos siete le mostró que por continuar en sus antiguas prácticas religiosas, no tenía la fuerza necesaria para escapar de su ira.
La mañana del domingo de Resurrección él dio testimonio del cambio de su vida. “Todos ustedes conocen mi vida, ustedes saben cómo soy yo”, dijo él. “La vida mía es clara ante los ojos de ustedes. Así que lo que me alegra de todo esto es: Yo no tengo fuerza, yo no puedo enmendar mi propia vida. Yo mismo creo que mi posición es que estoy sentado con Cristo, pero mi condición, mi peregrinaje, está aquí ante los ojos de ustedes.
“Yo quiero decir esto, ya que he estado oyendo esta enseñanza, estoy muy feliz por la promesa de Dios para nosotros. Estoy feliz por esta verdad importante, que yo mismo no puedo corregir mi vida, solamente Dios puede hacerlo. Me da mucho gozo que sólo Dios puede hacer mi vida buena. Nadie más puede, ninguno de mis hermanos, o alguien de mi clan, o Lane, o Jonathan, o Chris. Nadie. Yo creo que sólo Dios puede hacerlo por sí mismo. Es como poner mi pensamiento en las manos de Dios, el Espíritu Santo. Solamente Él puede hacer mi vida buena.
“Así que yo estoy muy feliz por lo que el Señor está haciendo, no yo. Cuando venimos a oír esta enseñanza, yo me siento aquí, la conservo y la aplico a mi vida. Yo pienso que ahora mismo, mientras oímos esta mañana lo que hizo Jesús, que Él murió y resucitó por nosotros, me hace muy feliz esto: nosotros no tenemos el poder en nosotros para hacer algo, solamente el Señor. Así es”.
Cuando él se sentó, su esposa se puso de pie y dio su testimonio de lo que Dios ha hecho en su vida. Alabemos a Dios por Su obra en sus vidas.