Una vez hubo una pareja de edad media que vivía alegremente en un vecindario pequeño y pintoresco donde habían estado por más de dos décadas.
Él tenía un buen empleo y era bueno en él. Después de todo, era el trabajador con más tiempo en ese taller. Todos los trabajadores nuevos lo buscaban y lo respetaban por sus muchos años de experiencia.
A dondequiera que ella iba, al almacén del vecindario o a la oficina de correos, conocía los nombres de casi todas las personas que encontraba a su paso y se saludaban amistosamente. No era extraño encontrarla en el pasillo de la tienda compartiendo historias de los hijos con una buena amiga.
Esta pareja había criado a sus hijos en este sitio al que llamaban hogar. Ahora, después de crecer y marcharse, sus hijos adultos se encontraban en distintas etapas de su vida independiente. Los dormitorios del segundo piso estaban vacíos. Ya no había cuartos desordenados y el sonido de sus pisadas fuertes se había marchado. Definitivamente todo era más calmado ahora, pero esta pareja era feliz y estaba satisfecha y cómoda en su “nido vacío”, donde cada rincón estaba colmado de buenas memorias. Estaban muy bien.
Luego un día, sin previo aviso, Dios pidió a esta pareja feliz, cómoda y satisfecha que hiciera algo terrible. ¡Les pidió que se marcharan! Debían mudarse lejos de su tierra y de los amigos y de todas las cosas conocidas para servirle en algún lugar cálido, malo y quizá peligroso. Algún lugar extraño y difícil. Dios les estaba pidiendo que simplemente confiaran en Él y le obedecieran.
El resto de la historia aún no ha sido escrito. El liderazgo de NTM en Papúa Nueva Guinea ha pedido a los Trostrud que sirvan como representantes de la entidad ante el gobierno. El cargo necesita ser llenado en septiembre, por tal motivo los Trostrud se mudarán a Papúa Nueva Guinea en este mes. Por favor, oren por su mudanza y su adaptación a su nuevo hogar y ministerio.
Los Trostrud agregan: “Oren por nosotros porque es un cambio muy grande en nuestra vida, fuera de nuestra zona de comodidad, pero a Dios le gusta usarnos más cuando tenemos que confiar en Él”.