19 de abril, 2018
Acabamos de recibir algunos nuevos compañeros de trabajo en esta loca, transformadora y emocional montaña rusa de un trabajo al que llamamos Adquisición de Idioma y Cultura, lo cual me llevó a pensar nuevamente sobre el complejo tapiz que constituye la comunicación humana. Y pensé en compartir un poco sobre algunos de los hilos de ese tapiz, para que puedan orar por cualquier persona que ustedes sepan que vive y funciona entre diferentes idiomas y culturas:
Sonidos
Al parecer, la boca humana puede producir unos quinientos sonidos diferentes, sin contar el tono, el volumen o la longitud. Y puedes estar seguro de que si es posible hacer un sonido, hay un idioma en algún lugar del mundo que lo usa. Si es o no es posible que TÚ lo hagas, será la pregunta cuando decidas aprender ese idioma.
Escuchar esas diferencias de sonido también pude ser difícil. El interrogante de qué sonidos serán difíciles estará supeditado al hecho de qué idioma(s) ya hablas y, por lo tanto, qué sonidos ya estás acostumbrado a oír. Una persona que hable un idioma que pronuncie el sonido ‘h’ al final de las palabras, por ejemplo, no tendría problemas para escuchar la diferencia entre estos pares:
bawa: llevar
bawah: debajo
muda: joven
mudah: fácil
Pero para nosotros los hispanohablantes, que nunca pronunciamos el sonido ‘h’ al final de las palabras, incluso cuando una palabra se escribe de esa manera, la diferencia es muy difícil de escuchar, y es posible que al principio ni siquiera nos demos cuenta de que hay una diferencia.
Palabras
Tendemos a pensar en el significado de las palabras como entradas en el diccionario, pero en realidad son más como un círculo al que llamamos “rangos de significado”. Las palabras de cada idioma tienen su propio rango de significado que casi nunca es exactamente igual al rango de significado de cualquier palabra de otro idioma. Por ejemplo, si aprendes una palabra en el idioma nacional de aquí, para la cual la traducción de español es “buzo”, se podría suponer que uno puede utilizar esa palabra para referirse a una persona que hace inmersiones en el agua con un equipo adecuado y también para referirse a una prenda de vestir; pero no se puede. Hay una palabra totalmente diferente para la persona que hace inmersiones de aquella que alude a la prenda de vestir.
Qué decir
Antes de aprender cómo decir las cosas, es necesario saber qué cosas decir. Como hablante de español, uno podría ser tentado a introducirse en un contexto lingüístico nuevo con una lista mental de las primeras cosas que uno debe aprender a decir (hola, ¿cómo estás?, es un placer conocerte, etc.), pero después se entera de que la gente que se encuentra en una calle no dice “Hola” o “¿Cómo estás?” Ellos preguntan: “¿A dónde vas?” Y definitivamente uno no dice “Es un placer conocerte” cuando se encuentra a alguien.
El significado detrás del significado
Los conocimientos y los supuestos culturales informan todo acerca de cómo se usa y se comprende el idioma. Es por eso que es tan vital aprenderlos juntos como una unidad inseparable. ¿De qué otra manera podrá uno saber que cuando pregunta: “¿Sabes dónde están mis zapatos?”, en realidad podría estar preguntando: “¿Robaste mis zapatos?” O que si uno dice: “Me gusta tu camisa”, en realidad está pidiendo la camisa de alguien?
Capacidad ilimitada de expresión
Lo he dicho antes; el mismo Dios que creó las galaxias y los átomos también programó el cerebro humano para la comunicación. ¿Por qué deberíamos esperar que haya un grupo de seres humanos o su idioma en cualquier lugar de este planeta que no responda a ese reto de maneras hermosas, complejas y notables? ¿Por qué deberíamos sorprendernos de encontrar que el idioma, al igual que todo lo demás que tiene el toque de la mano del Creador, es terrible, maravilloso y muy, muy bueno?
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