Cuando hablamos a las iglesias o a los jóvenes sobre la necesidad de obreros, no adornamos ni pintamos todo color rosa en cuanto al arduo trabajo asociado con el establecimiento de una iglesia saludable. Podría pensarse que eso perjudicaría nuestros esfuerzos en la búsqueda de personas que sirvan al lado nuestro, pero queremos ser claros y sinceros en cuanto a lo que implica plantar una iglesia. –¿Qué empleador que está contratando trabajadores para un trabajo específico no revelaría las calificaciones necesarias para hacer el trabajo? Lo mismo ocurre aquí.
Hemos aprendido que muchas personas piensan que establecer una iglesia es simplemente comprar un terreno y construir un edificio cómodo y que funcione bien, y luego buscar personas para llenarlo. Lamentablemente, ese modelo no cumple con los parámetros del Nuevo Testamento para establecer una iglesia.
El libro de Hechos, que abarca desde el año 33 A.D. hasta el año 70 A.D. aproximadamente, sirve como un manual de misiones y también como modelo para establecer una iglesia bíblicamente saludable; este también es el período de la historia en el que se escribieron la mayoría de las epístolas. Cuando uno lee en el libro de Apocalipsis sobre lo que hicieron y no hicieron las siete iglesias de Asia Menor, enseguida se da cuenta de la necesidad de tener principios funcionales para la iglesia.
Por lo tanto, el Nuevo Testamento nos proporciona una imagen clara de la iglesia y el diseño de Dios para que funcione.
Entonces, ¿qué se necesita para establecer una iglesia donde no hay una?
En primer lugar, se necesitan personas. Trabajamos principalmente en regiones del mundo donde la iglesia no existe. Y en algunos casos, trabajamos en países donde la iglesia existe, pero hay lugares apartados y de difícil acceso en los que viven grupos étnicos que las iglesias de esos países no saben cómo alcanzar. Incluso ha habido casos en los que la iglesia ignora por completo la existencia de tales personas en su país. Esas son las regiones a las que vamos nosotros para establecer iglesias.
Luego, tenemos que buscar a esas personas, por lo que realizamos viajes de reconocimiento y estudios de evaluación de grupos étnicos en las zonas donde ellos viven. Resulta difícil imaginar hoy día que en algunos de nuestros trabajos de contacto era la primera vez que algunos de estos grupos étnicos tenían contacto con el mundo exterior, pero lo era. Una de las mayores dificultades de nuestro trabajo es la comunicación con la gente, ya que la mayoría de los grupos étnicos no tienen un idioma escrito.
El trabajo duro comienza después de obtener el permiso de vivir entre ellos. La comunicación es esencial, por lo tanto, el conocimiento práctico del idioma y la cultura puede requerir entre dos y cinco años. Lo que hace que esta tarea sea tan abrumadora es el hecho de que no hay ayudas de estudio, no hay manuales de instrucciones ni materiales escritos para comprender el idioma y la cultura; todo es trabajo monótono.
Durante ese tiempo de aprendizaje el equipo misionero reducirá el idioma a una forma escrita, y luego establecerán clases de alfabetización para que la gente aprenda a leer y escribir en su propio idioma. Esto será beneficioso para el día en que la Biblia sea traducida al idioma local. El fomento de amistades con la gente puede incluir servicios comunitarios como ayuda médica o ayuda con proyectos de la aldea. Ah, y si el misionero se encuentra en una zona en la que necesita apoyo aéreo, ya sea en avión o helicóptero, tendrá que construir una pista aérea. ¿Mencioné la construcción de una casa para vivir? Por suerte trabajamos en equipo.
A estas alturas es posible que te sientas un poco abrumado con todo lo que hay que hacer. Pero para abordar este tipo de trabajo es necesario tener capacitación y preparación específicas; no puedes emprender dicha tarea sin estar preparado. Necesitarás una amplia capacitación bíblica, habilidades prácticas, capacitación para entender lo que se necesita para establecer una iglesia, habilidades lingüísticas y capacitación en conocimientos médicos para poder atender esas necesidades. También hay que confiar en el Señor para que Él provea los recursos económicos necesarios y para llegar al lugar donde deseas ministrar. –¿Tengo fe?
Cuando el equipo misionero alcanza un nivel integral de fluidez en el idioma, comienzan a desarrollar materiales de enseñanza bíblica. ¿Dónde empezar? ¿Dónde comenzarías tú? Hay que tener en cuenta el hecho de que estas personas no tienen conocimiento de Dios ni de la Biblia y, en la mayoría de los casos, no están seguros de dónde vienen o cómo llegaron aquí. La mayoría de cristianos bien intencionados nos dicen que empecemos con Juan 3:16 porque es el mensaje del Evangelio. Pero Juan 3:16 ni siquiera revela quién es Jesús, a menos que hayas entendido los capítulos precedentes de Juan. …Y ¿quién es Dios?
Entonces, ¿por dónde empezar?
Comienzas por llevar a los oyentes a un entendimiento de quién es Dios; su existencia y su eternidad. Los elementos específicos de la naturaleza de Dios, su carácter y sus atributos son vívidamente representados a medida que se desarrolla la historia de la creación y enseñamos las historias fundamentales de la Biblia. Estas son verdades importantes que deben enseñarse para que la historia tenga sentido.
Nuestros equipos misioneros enseñan la historia revelada en la Biblia en la línea de tiempo en la que se desarrolla; llamamos a esto ‘enseñar la Biblia cronológicamente’. Al estudiar detenidamente los eventos de la Biblia en la forma en que se despliegan, estamos construyendo la historia de una manera comprensible que finalmente culminará con el mensaje del Evangelio.
Hemos descubierto a través de años de experiencia y por el ejemplo de las Escrituras que la historia revelada por Dios se comunica mejor yendo de principio a fin. No es de extrañar que Pablo escribiera estas palabras en Romanos 10:17… “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Hemos visto nacer la fe en los corazones de personas perdidas porque entendieron la historia. …Y con el nacimiento de nuevos creyentes una iglesia es traída a la vida en la sala de partos de la eternidad.
Una iglesia está formada por aquellos que han abrazado la fe en Jesús. El siguiente paso es el discipulado –enseñar a estos bebés en Cristo los recursos fortalecedores de la Palabra de Dios y capacitarlos para que caminen en Su verdad. Esto requiere meses y meses de enseñanza a través de las epístolas para que estos nuevos creyentes puedan valerse por sí mismos.
También hay un enfoque en la capacitación de líderes para que la labor de evangelización y el nacimiento de iglesias en otras partes del grupo lingüístico puedan tener lugar. A menudo la emoción de esta nueva vida en Cristo los motiva a traspasar las fronteras culturales para alcanzar con el Evangelio a los grupos étnicos vecinos; para eso fue diseñada la iglesia.
Tal vez estés pensando: “Me encantaría ser parte de algo así, pero no creo que tenga las destrezas particulares para hacer este tipo de trabajo”. Bueno, hay buenas noticias… tenemos una capacitación específica para prepararte para cada tarea.
También reconocemos que no todo el mundo está hecho para hacer este trabajo particular, pero hay otras facetas del servicio misionero en las que podrías encontrar lugar. Como puedes ver, cada creyente tiene un papel que desempeñar. Podrías servir en un puesto administrativo; podrías usar tus destrezas como tecnólogo de la información, o como piloto, o quizá como maestro de escuela, o como constructor, o usando tu don de la hospitalidad. Cada rol misionero es una parte del total de la obra, y necesario para establecer iglesias saludables. Hay un sinfín de funciones en las que uno puede servir.
Sé que este es un artículo largo que carece de la variedad habitual de imágenes, pero quería que supieran lo importante que es que cada creyente se sume a este gran equipo y participe en lo que Dios está haciendo hoy para la gloria de su gran nombre.
Tal vez nunca llegues a servir en las misiones, pero puedes hacer tu parte al orar por la obra de Dios en todo el mundo. Puedes orar por misioneros específicos; por los esfuerzos de plantación de iglesias; por la proclamación del Evangelio; por los que están oyendo el Mensaje; y puedes preparar y enviar a otros.
Hay un lugar para que cada creyente sirva, así como Jesús comisionó a cada creyente para que participara en la Gran Comisión.
¿Qué harás tú?
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