La historia de los esposos Epp comenzó con su deseo de hablar a otros acerca de Jesús. Charla estuvo involucrada en el ministerio de campamentos con la entidad Juventud para Cristo en Winnipeg, Manitoba, cuando era una joven adulta. Donovan también estuvo interesado en alcanzar a los chicos con el Evangelio, para ello se involucró en un ministerio con practicantes de monopatín en Manitoba.
Sus caminos se cruzaron en un viaje de misiones que realizaron a la Ciudad de Guatemala con Juventud para Cristo. Después de unos años, en 1999, decidieron casarse y juntos buscaron oportunidades de ministerio; deseaban comenzar un ministerio con practicantes de snowboard/monopatín en las Montañas Rocosas Canadienses.
Sin saber mucho sobre Ethnos (NTM en ese tiempo), ellos decidieron asistir a la escuela de capacitación bíblica en Inglaterra, con planes de regresar a Canadá. En la escuela bíblica de NTM en Inglaterra, se enteraron de que los grupos étnicos ‘no alcanzados’ nunca tenían la oportunidad de oír la Palabra de Dios. El Señor cambió la dirección de los Epp de las montañas nevadas de Canadá a las selvas de Filipinas.
Los Epp se trasladaron a Filipinas en 2003, estudiaron el tagalog, la lengua franca de Filipinas, durante los siguientes dos años, luego construyeron una casa en la selva, en la etnia dupaninan agta, y se mudaron a ella en 2005. Los siguientes diez años de aprendizaje del idioma tuvieron muchas dificultades, incluyendo las enfermedades graves de su hijo Zane, muertes de familiares, fiebre tifoidea y otras enfermedades tropicales. Durante esos años lograron afianzar las amistades con la gente agta a medida que compartían la vida, las celebraciones y las tristezas. La confianza desarrollada a través de los años creó una plataforma para el mensaje del Evangelio, mostrando el valor de lo que ellos estaban a punto de escuchar. Fue solo hasta el año 2016 que pudieron enseñar a los agtas.
“Ver el nacimiento de una iglesia dupaninan agta es uno de los tesoros más emocionantes que hemos experimentados como familia. Dios encaminó nuestros pasos hacia una aventura desconocida para nosotros, con un gozo mayor del que jamás imaginamos”.
Proverbios 16:9 “El corazón del hombre piensa su camino;
Mas Jehová endereza sus pasos”.
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