23 de junio, 2018
Rey soportó una carga grande de enseñanza durante las dos semanas, despertándose a las dos o tres de la mañana para estudiar, y en las noches estudiando hasta tarde para estar listo para enseñarle a Roberto. Algunos de los temas y las historias bíblicas eran nuevos para él y lo impresionaron. Entonces, al final de la enseñanza se acercó hasta nuestro porche, solo para sentarse y disfrutar de lo que acababa de suceder por medio de la presentación de la Palabra, Roberto había confiado en Jesús como aquel que podía pagar su deuda de pecado y darle vida.
Rey yo sentimos que habíamos estrechado nuestros vínculos al haber trabajado juntos en la Palabra y al ver al Espíritu tomar Su Palabra y exaltar a Cristo ante Roberto. Él me dijo: “Barry, me dedico a mis labores cotidianas y ¡mi mente sigue repitiendo la Palabra durante todo el día! ¡Es agradable!”
¡Es magnífico ver esta obra del Espíritu en él! Te invitamos a que acudas al trono de la gracia y presentes a Rey y a los otros maestros en formación durante unos segundos, ahora mismo, [y pide] que el Espíritu haga esa obra interna para que deseen seguir haciendo esto durante toda la vida. Gracias.
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